El narcotráfico extiende sus redes a pescadores

El narcotrafico extiende sus redes a pescadores

La desaparición de pescadores se vuelve frecuente en costas de las provincias de Esmeraldas, Santa Elena, pero especialmente en Manabí, donde estarían siendo seducidos por el narcotráfico.

En 2015, la Capitanía de Manta registró 54 denuncias de artesanos desaparecidos en el mar, de los cuales 52 de ellos fueron resueltos; y, en su mayoría, encontrados en aguas internacionales. De los restantes, la búsqueda continúa aunque se presume estarían en Centroamérica, señala el teniente Andrés Llerena, jefe de operaciones de la Capitanía.

La Armada del Ecuador sigue registrando estos sucesos que motivan la activación del plan SAR (alerta en el mar para la búsqueda y monitoreo) de lanchas extraviadas que, según las autoridades, en su mayoría han evadido el control marítimo, al no registrar su salida a supuestas faenas de pesca.

Pero, ¿que está ocurriendo con los pescadores?

Las autoridades policiales señalan que, en su mayoría, esas extrañas desapariciones se deben a presuntas actividades ilícitas. Los lancheros estarían siendo contratados por narcotraficantes para sacar droga desde las playas. Las autoridades navales prefieren relacionar las desapariciones con mal tiempo y los fuertes vientos que los llevan a aguas internacionales.

Pero hay pescadores que corroboran la versión policial. Ellos sostienen que sus compañeros son tentados a ganar jugosas cantidades de dinero (desde 35 a 45 mil dólares) por un viaje de diez días mar adentro, con tres tripulantes, para llevar de 300 a 500 kilos de droga.

¿Por qué lo hacen? Justifican que la actividad pesquera ya no es rentable y que gastan más en combustible e implementos que en obtener una buena captura de peces.

Hace ocho meses, “María Eugenia” denunció la desaparición de uno de sus hijos, de 23 años, quien zarpó en una pequeña lancha desde las costas de Jaramijó, junto con otros tres pescadores.

El viaje duraría siete días, pero un mes después se enteraron que fueron detenidos en Costa Rica, con varios kilos de droga. “Nunca me enteré que mi hijo había sido tentado por esta gente. Lo que sí sabía es que mi “Alfredo” tiene una deuda por un préstamo en el banco y como la pesca se puso mala, al parecer, la desesperación lo llevó a aceptar esa desagradable oferta”, contó la angustiada madre.

Un agente encubierto de narcóticos que investiga ese tipo de casos e intercambia información con la policía de Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala, Colombia y Panamá, revela que el transporte de la droga desde aguas ecuatorianas se ha incrementado en los últimos años. “Primero, porque la mano de obra de nuestros pescadores para los narcos, es mucho más barata que en Colombia”, explica.

En algunos casos, los pescadores han sido detenidos por guardacostas internacionales. En 2015, Guatemala reportó cerca de 35 ecuatorianos detenidos por estas operaciones ilícitas, la mayoría proveniente de Manabí y Esmeraldas. También incautaron más de 70 embarcaciones tipo fibra de vidrio.

Y, ¿valió la pena? El agente indica que a veces los pescadores son engañados o estafados. “El enganchador negocia un viaje, por ejemplo, de 5 a 6 días por 45 mil dólares... si todo sale bien, termina pagándole a los pescadores de 3 a 5 mil dólares”, sin opción a reclamos.