Mutua y multiple
Era inevitable que Emapag responda al presidente Correa y así aclare una serie de entredichos con los cuales se quiere eludir la obligación de mantener limpias las aguas del estero: “¿Por qué no se ha podido limpiar el estero Salado? Porque todavía no hay conexiones suficientes de Interagua, se siguen botando las aguas residuales al estero Salado e incluso aguas industriales...”, las más contaminantes en este aspecto.
Se sumó al cuestionamiento la ministra de Vivienda, doña María de los Ángeles Duarte, quien cuestionó la falta de redes de Interagua para evitar las descargas e hizo alusión a atrasos en los compromisos de la concesión.
Es increíble lo que viene sucediendo desde hace décadas con este sector del precioso estero Salado, que en el pasado fue un balneario en la misma ciudad. Entre dimes y diretes, concesiones y reconocimiento, el asunto sigue igual.
Y el tema es de una gravedad extraordinaria: limpiar el estero Salado implica descontaminar una extensa zona de este brazo de mar, sujeto a todas las contaminaciones posibles, tanto de instituciones como de vecinos que se dan en la tarea de destruirlo.
Nunca o casi nunca hubo en Guayaquil tanta falta de conciencia sobre lo que significa este estero que viene del golfo, para la ciudad en su zona adyacente, pues constituye no solo un descontaminante, sino un canal de unión entre el río Guayas y el Puerto Marítimo de Guayaquil y, hacia el oeste, una importante zona fabril y residencial de la urbe.
El presidente de la República ha demostrado preocupación por este asunto.
A la pregunta de por qué todavía no hay conexiones suficientes de Interagua, se acude a la respuesta consabida, que no es sino una acusación colectiva entre tirios y troyanos, contra culpables e inocentes. Todos miran con estupefacción lo que sucede en el estero; todos acusan a las entidades y a organismos responsables, pero nadie acude a la verdadera solución, que es una tarea mutua, que interesa al país.
vivancoj@granasa.com.ec