Trabajo. Los compadres Agapito y Fortunato muestran la forma en que se pilaba el arroz de manera manual, dentro de un tronco hueco.

Un lugar que evoca las tradiciones montuvias

Ingresar al Parque Histórico Guayaquil es adentrarse a una conjugación de naturaleza y costumbres. Es poder observar el comportamiento de animales silvestres en medio de la flora plantada para asemejarse a su hábitat, y es conocer las tradiciones mont

Ingresar al Parque Histórico Guayaquil es adentrarse a una conjugación de naturaleza y costumbres. Es poder observar el comportamiento de animales silvestres en medio de la flora plantada para asemejarse a su hábitat, y es conocer las tradiciones montuvias.

Levantado en ocho hectáreas de extensión, el Parque Histórico Guayaquil tiene una ruta trazada para conocer la fauna ecuatoriana: aves, mamíferos, reptiles que pueden ser vistos a lo largo del sendero de un kilómetro de longitud.

A esto se suma la zona urbana, una recreación de la ciudad de Guayaquil de inicios de 1900, que contiene edificaciones de valor histórico y arquitectónico; y la zona de tradiciones, esta última una evocación al campo, con la casa de hacienda y la campesina en donde se mantienen utensilios como fogón, mecheros, bateas, petates en los dormitorios y planchas de carbón.

Los Compadres, el grupo de teatro que se presenta en el sitio, buscan expresar la cultura montuvia. Rita Reyes, oriunda de Pasaje (El Oro), Manuel Escobar, de Babahoyo (Los Ríos) y Carlos Chiriboga, de Colimes (Guayas) son los compadres que le dan vida a los montuvios: Vicenta, Agapito y Fortunato.

“Lo que se busca es exaltar lo mejor de la cultura montuvia. Su forma de ser alegre, pintoresca y trabajadora”, dice Chiriboga, mientras asemeja su dicción a la propia del campo, heredada de los españoles, de la región de Andalucía, dice.

Eso de ser compadres de prácticamente de todos, lo explica Chiriboga, según la experiencia e investigaciones que han hecho a lo largo del tiempo (hace 17 años se presentan en el parque).

“En el campo hay varias creencias, algunas son mitos mágicos, y cuando nace un niño se elige madrina para que le corte las uñas, pues si no se lo hace hasta cierta edad se lo lleva el demonio. Hay otra madrina de agua (quien echa agua a manera de bautizo preventivo) y los padrinos oficiales; y, al ser una comunidad pequeña, y como cada familia tiene varios hijos, resulta que todos terminan siendo compadres”, explica el actor.

De ahí que los visitantes al parque son tratados como compadres, con saludos efusivos y rimas que destacan lo mejor, o lo gracioso de alguien.

Paolo Martinetti Pita, administrador del parque, explica que este “túnel del tiempo busca arraigar al pueblo a sus costumbres, tradiciones y resaltar al gran ser humano que ha sido el sustentador de las grandes ciudades con sus productos agrícolas, que ha estado arraigado estrechamente a las fechas independentistas”. (F)