Liderazgo y desafios

Toda decisión, o la ausencia de la misma, tiene consecuencias. En economía es enunciado del axioma conocido como el “costo de oportunidad”, concepto que establece que el costo de cualquier curso de acción adoptado está siempre dado por lo que se deja de hacer. Las decisiones deben basarse en el análisis de las alternativas disponibles, de los riesgos inherentes, de los costos y beneficios (no necesariamente económicos), del impacto, la viabilidad, el tiempo de maduración, y la aceptación por parte de quienes son afectados por las decisiones. Y puesto que es raro el caso en el que una decisión favorece a todos, hay que guiarse por el denominado principio de Pareto, principio que en su enunciado más simple norma que las decisiones deben aumentar el bienestar colectivo sin disminuir el de nadie.

¿En qué radica el liderazgo? El líder debe poseer una visión y saber comunicarla a los circunstantes, inspirarlos con su verbo y su carisma, y proceder a la acción. Tales atributos, sin embargo, no aseguran en forma alguna la calidad de las decisiones. Los dictadores, por ejemplo, pueden poseer liderazgo, pero las consecuencias de sus decisiones y acciones son perniciosas para la sociedad y contrarias a la consecución del bienestar colectivo. Más aún, en la sociedad moderna el liderazgo no debe estar centrado en una persona. No hay líder que por sí solo pueda, o deba, acometer todas las decisiones sobre muchas de las cuales ni siquiera ejerce control o posee conocimiento. La complejidad del mundo presente demanda la presencia e intervención de instituciones que limiten la potestad de cualquier líder y amplíen el espectro de discusión. Las normas del buen vivir deben basarse en el imperio de la ley; la consecución de la prosperidad exige la vigencia de la libertad de actuar, pensar, hablar y emprender.

Hemos evolucionado del autoritarismo y el atropello al “laissez faire” político en circunstancias de apremio y estamos lejos de contar con instituciones fuertes. Es nuestro ferviente deseo que en el año venidero emprendamos en la tarea de recuperar el terreno perdido en toda una década de despotismo y destrucción de las instituciones, década en la que, además, incurrimos en un alto costo de oportunidad luego de desperdiciar la mayor bonanza que el país experimentó en toda su historia.