Libros para colorear arte terapéutico para los adultos

Libros para colorear arte terapeutico para los adultos

El fenómeno inició en Francia, pero el éxito y las ganas de colorear en los adultos se ha extendido por diversos países europeos y ha dado el salto a Estados Unidos, México y Canadá. En Latinoamérica, la tendencia está creciendo. De hecho en Ecuador, hay personas que por las noches, al menos durante un par de horas, se dedican 100% a pintar.

Carolina Zambrano es una de ellas. Es guayaquileña, tiene 60 años y pinta láminas de mandalas (representaciones del círculo de la vida para la cultura hindú y budista) desde hace dos meses. La técnica, a decir por sus palabras, la relaja. La envuelve en su mágico, ancestral y colorido encanto.

En el mundo, según reporta la BBC, los libros de colorear para mayores han sobrepasado en ventas a los de cocina. Y de hecho, entre los 10 más vendidos de Amazon constan cuatro que requieren que los adultos se abastezcan de lienzos.

Muchos se preguntarán por qué. ¿Cuál es el éxito de este tipo de arte?

La psicóloga clínica Carolina Peñafiel, máster en terapia familiar y de pareja, responde: la técnica es eficaz en los mayores porque reduce su nivel de estrés, fortalece sus habilidades motoras y permite, paralelamente, que se olviden de los problemas. Prácticamente pintar -precisa- funciona como esa vía de escape que reduce el dolor y la ansiedad que, la mayoría de veces, los grandes experimentan a diario.

Pero eso no es todo. Colorear mandalas e incluso bocetos hechos por uno mismo también estimula la fantasía y ‘obliga’ a las personas a centrarse en sí mismas. Las tranquiliza. Allí la razón por la que en el mundo decenas de hospitales y centros de rehabilitación utilizan este método de bajo costo, que -terapéuticamente hablando- ofrece los mismos beneficios de la meditación.

Los efectos son los mismos. Alivian, según la psicóloga clínica Leticia Ortega, los dolores de nuca, cuello o espalda; los espasmos musculares y mejoran la concentración.

“Con ellos (libros de pintar) encontramos la calma adecuada, por ejemplo, a través de los colores”. El rojo, por citar algunos tonos, nos llena de fuerza y pasión; el naranja nos colma de optimismo, el azul de paz, y el violeta, de espiritualidad. “Lo que en conjunto nos apacigua y pone en contacto con nuestras propias emociones”, agrega la también especialista del Centro de Psicoterapia Bienestar, al hacer hincapié en que una ilustración decorada en tonos oscuros y fríos puede darnos una pista de que “algo malo ocurre”.

Al momento, estudios han demostrado que el arte tiene poderes curativos que pueden, además de entretenernos, liberarnos. De hecho y según lo explica Souris Hong, el autor de ‘Fuera de las líneas’ (en español) -esa sorprendente colección de ilustraciones de más de 100 intelectuales creativos del mundo-, colorear nos da un respiro tecnológico. Nos aleja de los iPads y las tabletas, y nos libera.

El truco para ‘palpar’ dichos frutos está en la concentración que necesitamos para, por ejemplo y en el caso de las mandalas, no salirnos del contorno, fijar mejor nuestra atención y jugar con las sensaciones de las tonalidades y las formas.

Algo tan simple como eso, detalla el médico Paúl Palacios, conferenciante a nivel nacional en temas ligados a la pareja y la familia, promueve la atención plena e invita a ser niños otra vez. “Crear, bosquejar, delinear..., ayuda a la gente a ser más felices y resilientes. Los hace revivir esos momentos en los que jugaban, se divertían con sus amigos y exploraban el mundo exterior”.

Él realmente cree en la afición, la práctica. Y también la comparte con sus pacientes. A aquellos que están pasando por un mal momento -no tienen empleo, están sobrellevando un duelo o padecen enfermedades crónicas como la diabetes o cáncer- les incluye en sus recetas, tomos de pintar. Son fáciles de conseguir, la mayoría de librerías del país los vende. Las plantillas, asimismo, se las puede conseguir por internet.

Dibujar mandalas es otra opción. No hace falta que sean obras de arte. El secreto está en elegir las formas y los colores que se desea expresar. “En hacer dibujos catárticos que reflejen nuestros sentimientos, los buenos y malos, y ofrezcan ese desahogo emocional cotidiano que todos, en algún momento, necesitamos”, concluyó el galeno.

“La técnica ayuda a grandes y chicos en la catástrofe”

A decir de Peñafiel, el acto de pintar puede ayudar considerablemente a los afectados del terremoto que el pasado sábado sacudió al Ecuador.

A los niños, por ejemplo, les aliviaría sus temores. “Aún en medio del caos los ayudaría a olvidar. A dejar a un lado sus temores. Los ‘obligaría’ a soñar...”.

Recrear el desastre con juegos y cantos, asimismo, les permitiría desarrollar un sentido de dominio que minimizaría su ansiedad sobre el acontecimiento traumático. “Dibujar los ayudaría, de cierta forma, a que su historia tenga un final feliz”.

Con los adultos es diferente. A ellos, las pintura les daría soporte, pero solo de forma temporal. “En catástrofes como estas en las que han perdido todo, los grandes -que tienen la preocupación de dónde dormir o qué darles de comer a sus hijos- difícilmente se pueden desconectar”. Ellos, al igual que los chicos (el soporte emocional es para ambos), necesitan de grupos de apoyo que trabajen en sus competencias y pavores: requieren de acompañamiento y terapias psicológicas que exterioricen sus emociones y les permitan ser sanados de raíz.

No es fácil, puntualiza la experta. El arte y herramientas terapéuticas similares ayudan, pero no en su totalidad. Al menos en estos casos.

“A las víctimas, sin importar su edad, hay que devolverles la esperanza”. Y en ese sentido, las consultas con los profesionales de salud, el consuelo constante, el simple hecho de volver a la rutina (haciendo las cosas que, en la medida de lo posible, hacía antes)..., y el expresarse a través de relatos o dibujos, ayudará. Son ‘medicamento’ válidos que restablecen la mente y el alma. “Lo hacen de verdad”.

El jardín secreto, el libro más vendido

Johanna Basford es una autora británica y hace poco estrenó su primer libro Secret Garden (El jardín secreto), que fue un éxito total con sus 60 dibujos. Se ha traducido a 14 idiomas en todo el mundo y fue en París donde se vendieron más copias. Los dibujos son hechos a mano: hay animales, bosques y flores.

Para su elaboración se inspiró en las visitas que hacía a sus abuelos cuando era pequeña. Vivían cerca de bosques, a decir por ella, “salvajes, impredecibles, misteriosos y mágicos”, que la invitaban a soñar e imaginar historias.

Al momento su texto lidera el ranking de ventas en Amazon y vendió 1.6 millón de copias. A este éxito se le suma el de Bosque encantado, otro libro de pintar que fue lanzado a finales del 2015 y está segundo en ventas. Y permite transitar por un bosque mágico lleno de pequeños objetos ocultos entre árboles y flores, hasta llegar a un castillo.