Jorge Astudillo, recopila medio siglo de poesía

Jorge Astudillo, recopila medio siglo de poesia

Durante cincuenta años, Jorge Astudillo guardó sus versos con el cuidado de un restaurador de arte, para el día en que nuevamente vieran la luz.

Al hablar de su poesía, su rostro se ilumina. Durante cincuenta años, Jorge Astudillo guardó sus versos con el cuidado de un restaurador de arte, para el día en que nuevamente vieran la luz.

Ahora, esos versos, condensados en los cinco libros que publicó a lo largo de su vida y de los que hoy en día quedan pocas ediciones circulando, regresan en la antología ‘Silencio y estallidos de fuego’.

La obra, publicada con el auspicio de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, es, además de un tributo a la trayectoria del autor y docente, un recorrido por la memoria. “Creo que aquí doy testimonio del tiempo y de los lugares en los que viví”, manifestó a EXPRESO.

La antología tardó tanto en lanzarse, comenta entre risas, porque debió esperar hasta su jubilación.

El poemario empieza con ‘El silencio de Dios’, libro que reúne sus primeros textos líricos. En ellos no solo plasma la compleja relación del hombre con lo místico, sino también los entrecejos de su propia vinculación con el catolicismo.

“Tanta energía humana para ensangrentar el aire / y los niños lactando pechos resecos con fiebre. / Tanta prédica y Cristos repartidos en hostias / y estómagos pudriéndose de úlceras y cáncer” dice, por ejemplo, el texto ‘Poema cero’.

En aquella época, rememora el autor, había dejado el sueño juvenil de ser sacerdote. “Dios está muy presente en la poesía ecuatoriana, incluso en la de los escritores que se decían ateos. Es inevitable que, incrédulo o no, el hombre busque ligarse a algo trascendental”.

‘Salmos y estadillos’, segunda obra de este libro, en cambio es un giro hacia el realismo social, temática muy común entre los poetas de su época y que refleja el siguiente paso en la vida de Astudillo, su carrera como educador.

“Fui fundador de la primera escuela intercultural de Saraguro. Fue una experiencia maravillosa, pero también una que me abrió los ojos hacia el terrible racismo y clasismo de nuestra sociedad”.

En su acento aserranado, el cuencano relata la vez que, como joven maestro, vino a la ciudad con 45 estudiantes indígenas. Era la primera vez que venían a la Costa y lo hicieron para presentar una danza tradicional. Sin embargo, no los dejaron subirse al escenario, alegando que la pieza podía interpretarse como un acto político y ningún hotel quiso hospedarlos. “Este libro me trae recuerdos bellos pero muy duros”, señaló.

Las siguientes dos obras, ‘Cóndores de fuego’ y ‘Siete cartas al hijo’, recogen la llegada del amor y el nacimiento de su primogénito, dos etapas que marcaron no solo la vida de Astudillo, sino también su poesía.

“Nunca preví lo mucho que me marcaría ser padre. Veía a mi hijito y me emocionaba hasta las lágrimas”. En esa última colección, acepta, están sus poemas más emotivos.

La antología cierra con ‘Al revés de la historia’, una colección de textos líricos que recogen sus cinco décadas como docente de colegio y universidad, sus preocupaciones con el mundo, el estado político del país, entre otros temas.

Lo que sí tienen en común los textos del autor es la prevalencia de las imágenes claras, directas y de un lenguaje sin mayores pretensiones.

En cuanto al futuro, Astudillo aún no lo tiene claro.

“Cada año me hago más viejo y más incrédulo”, comentó risueño. No obstante, no descarta un futuro poemario ni su continuidad en el perpetuo amor a las letras.