Cuando se sienten inseguros, los vecinos de ciertos barrios colocan vallas metálicas al paso vehicular. Dejan puertas para los peatones y reducen la acción delictiva.

La inseguridad mueve a los barrios a organizarse

Chats comunitarios, alarmas, cámaras... son medidas a las que apelan. Toman decisiones que hasta retan el orden urban. Hay lugares que son islas de paz

Justo en aquel 30 de septiembre de 2010, los vecinos de Las Tejas, un conjunto residencial del sur de la ciudad, que se ubica en medio del Guasmo y de Fertisa -sectores en los que las cifras de la violencia urbana reciben permanente aportes-, pudieron constatar que la decisión de colocar seis cercas en calles y peatonales de la ciudadela había sido una medida acertada.

Justo desde el lado interno de las rejas observaron aquel histórico y negro día, en el que los policías no salieron a las calles, la manera en la que locales comerciales eran atacados, transeúntes asaltados y viviendas violentadas. “Un mes antes nos habíamos reunido para decidir cercar el barrio. Antes de eso, esto era tierra de nadie”, dice Raúl Rodríguez, uno de quienes lideró la medida.

En los alrededores, los habitantes de ciudadelas como Acacias, Esteros, Almendros, Saiba... agobiados por los continuos robos han salvado la prohibición municipal de colocar cercas en las calles. Algo similar ocurre en barrios del norte. Un ejemplo: Samanes VII, donde las familias se organizan por calles.

“Hace un año y medio reunimos dinero y colocamos las puertas”, dice Noemí Moreno Díaz, una vecina.

En Urdesa, hace cuatro años un comité promejoras financió la colocación de 40 cámaras en las calles. “Desde entonces, bajamos el índice de robo en el área donde están las cámaras”, dijo hace poco Mauro Viteri, quien estuvo al frente de la iniciativa.

Las cercas son medidas comunes y efectivas, al igual que los chats. Precisamente, por medio de este sistema de comunicación electrónica los vecinos de Miraflores, que en estos días intentan buscar fórmulas para parar a la delincuencia que afecta al barrio, ayudaron en la captura de dos individuos que un día antes habían robado en el lugar.

Una de las metas que ahí se prosigue es el cierre de la ciudadela. Miran como ejemplo lo que sucede en El Paraíso, que con problemas similares, cerró dos de las tres vías de entradas que dan a la avenida Carlos Julio Arosemena. Así evitaron el ingreso y salida de carros y motos, con delincuentes a bordo, los que continuamente visitaban el sector.

Una norma municipal impide construir paredes y obstáculos en las calles. Sin embargo, como lo dicen algunos funcionarios, el Cabildo adopta una actitud de ‘tolerancia’, en situaciones donde existen altos índices delictivos.