Cooperación. Un voluntario en busca de residentes luego de una orden de evacuación en un área de Houston

Harvey, el principio del clima extremo

Cuando el huracán Harvey se aprestaba a tomar tierra, la agencia meteorológica de EE. UU. lo definió como un fenómeno nunca visto.

Al final del verano se forman huracanes en las aguas del golfo de México; en el Mediterráneo hace mucho calor en julio y agosto; los monzones producen inundaciones tremendas en Asia en esta época del año... Todo parece normal, pero no lo es: ninguno de estos fenómenos es extraordinario, ni es producto del cambio climático; pero las consecuencias globales del aumento de las temperaturas sí son responsables, según creen la mayoría de los científicos, de que fenómenos naturales pautados y conocidos se conviertan en monstruos climáticos extremos.

Cuando el huracán Harvey se aprestaba a tomar tierra, la agencia meteorológica de EE. UU. lo definió como un fenómeno nunca visto. No el huracán en sí, sino el hecho de que se quedase estancado sobre el sur de Texas durante días soltando litros y litros de agua por metro cuadrado e inundando Houston, la cuarta ciudad del país. El miércoles, antes de continuar su camino destructor desde Texas a Luisiana, se convirtió en la tormenta que más lluvia había arrastrado en EE. UU. desde que existen mediciones. Los monzones que está padeciendo actualmente Asia, y que ya han dejado 1.400 muertos en los dos últimos meses, son también extraordinarios dentro de su normalidad: este año las lluvias han llegado antes y con más fuerza que nunca. El miércoles un distrito del norte de Mumbái recibió en 24 horas la mitad de las precipitaciones habituales en el mes de agosto, según los datos históricos entre 1951 y 2000. La semana pasada, Montreal, en Canadá, y Donegal, en Irlanda, también padecieron inundaciones calificadas como “del siglo”.

Algo similar puede decirse de la ola de calor que se abatió en agosto sobre Italia y los Balcanes: pulverizó tantos récords de temperatura que recibió un apodo muy descriptivo: Lucifer. El calor infernal llevó a diez países a lanzar alertas rojas por elevadas temperaturas.

No es ningún secreto que en Córdoba (España), en verano, hace calor. Hasta ahora, solo en cuatro años se habían producido dos olas de calor el mismo verano (1965, 1991, 2003 y 2015). En 2017, los cordobeses han padecido cinco (más de tres días seguidos con temperaturas superiores a los 41,7 grados). Además, el 13 de julio la localidad de Montoro batió el récord de temperatura en España y Europa: 47,3 grados. Ese mismo día, el aeropuerto de Córdoba registró 46,9 grados.

“El entorno ha cambiado a causa del cambio climático provocado por la humanidad y eso ha producido que la tormenta sea más intensa y más larga”, asegura por correo electrónico Kevin Trenberth, experto en sistemas climáticos del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de EE. UU., que ha estudiado acerca de toda la influencia del ascenso global de las temperaturas en las precipitaciones.

“Investigaciones recientes sugieren que los fenómenos climáticos que rompen nuestros esquemas históricos serán más frecuentes”, escribió con motivo de la devastación provocada por Harvey Noah S. Diffenbaugh, profesor de sistemas climáticos en la Universidad de Stanford, en The New York Times. “Mis colegas y yo hemos establecido recientemente que el cambio climático ha aumentado las posibilidades de que se produzcan olas de calor que batan récords en el 80 % del planeta y que en un 50 % de la Tierra se produzcan acontecimientos extremos de precipitaciones o de sequía”.

Los rescatistas seguían buscando ayer a personas atrapadas en zonas inundadas de Texas tras el paso de Harvey, que ha dejado al menos 46 muertos. La Casa Blanca solicitará al Congreso el desbloqueo de unos $ 5.900 millones en fondos de emergencia para destinarlos a ayudar a las víctimas.