
Guayaquil rural aun carece de servicios basicos
EXPRESO hizo un recorrido por las cinco parroquias rurales para evidenciar la problemática de sus más de 55.000 habitantes.
¿Se imagina vivir sin el agua potabilizada que sale de su llave; o que las descargas de aguas residuales de su hogar se estanquen a un lado de su vivienda? Quizá no, pero en algunas zonas rurales del cantón Guayaquil la situación es así de precaria y cotidiana.
EXPRESO hizo un recorrido por las cinco parroquias rurales para evidenciar la problemática de sus más de 55.000 habitantes. Las necesidades van desde privación del agua potable, alcantarillado y saneamiento del agua; hasta insuficiencia de la recolección de desechos y falta de pavimentación o asfaltado de calles.
Hay territorios -aseguran los líderes- en los que nunca hubo inversión del Municipio de Guayaquil, sobre quien recae la competencia. La entidad, sin embargo, afirma que tiene en camino algunos proyectos para proveerlos de servicios básicos. A continuación, una síntesis de las condiciones de cada parroquia.
Tenguel.
1. Esta parroquia, habitada por cerca de 13.000 personas, que alguna vez se consideró el centro de acopio de banano más grande de Sudamérica, no ha sido totalmente olvidada en su cabecera parroquial, aunque sí sus recintos. En la primera, se inaugurará, en este mes, una estación de bombeo y una planta de tratamiento, junto con las redes de alcantarillado, según la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Emapag). Asimismo, la planta potabilizadora de agua funciona desde enero del año pasado.
Sin embargo, en recintos como El Conchero las carencias son totales. El agua recogida de un pozo es salobre, y el tanquero llega una vez a la semana, según moradores. Tampoco hay alcantarillado, todo desfoga a un pequeño estero. “Es terrible porque nosotros mismos nos contaminamos, pero no hay obras”, dice Jaime Jaramillo, presidente del recinto.
Otros sitios como San Francisco y Esperanza del Carmen tienen un tanque elevado, que los provee de agua potable, aunque no cuentan con alcantarillado. Mientras que en Israel, Pedregal y Buena Vista los pobladores se conectaron a las tuberías, sin medidores. Y San Rafael tiene una junta de agua, administrada por la comunidad, en coordinación con el Ministerio de Inclusión Social y Económica (MIES). No hay alcantarillado en ninguno de estos recintos.
Puná.
2. La isla Puná, que constituye un atractivo turístico natural del Guayas, empaña su belleza con la falta de obras. Si bien, en este mes, se inaugurará la planta potabilizadora de agua, que beneficiará a 5.408 de los 6.769 habitantes que viven en la isla; el alcantarillado sanitario aún no consta en los planes de Emapag.
“Todas las heces fecales son arrojadas al mar porque vivimos sin alcantarillado, sin relleno sanitario, ni mercados y tampoco camales. El Municipio debió prever que necesitamos de obras para desarrollarnos”, menciona Joffre Barreto, presidente de la junta parroquial.
Además, el funcionario indica que la recolección de desechos es ineficiente. “Aquí en Puná, personas particulares recolectan con canguros (bolsas en el pecho), y en otras zonas, con carretillas para llevar la basura a espacios abiertos. Estamos en el atraso total”, asegura.
Karla Aguas, vocera de Puerto Limpio, explicó a este Diario que el contrato de recolección no incluye a esa parroquia.
Progreso.
3. Juan Gómez Rendón, como es su nombre de origen, ha tenido también un progreso lento. En su cabecera parroquial, al igual que Tenguel, hay agua potable, pero las aguas servidas aún se desfogan en afluentes aledaños al sector, al menos hasta que culmine la construcción de la primera fase de alcantarillado que, según Emapag, está ejecutándose.
“Las obras han sido lentas, pero han llegado a la cabecera. Los recintos y comunas sí están totalmente abandonados”, dice Luis Loor, presidente de la Junta Parroquial. Según el líder, uno de los que tiene más necesidades es Sabana Grande y su puerto, pese a ser un sector comercial.
Ronald Chalén, quien es dirigente juvenil de este recinto, relata la problemática. “Como ustedes pueden ver, las calles están totalmente inundadas. Hay un alcantarillado insuficiente, donde las heces se acumulan a un lado de las casas”, grafica.
Comunas como Mamey, Caimito, San Lorenzo y Cacerío cuentan con agua potable, aunque ninguno tiene sus calles adoquinadas, ni alcantarillado sanitario y pluvial. Olmedo, por su parte, es una comuna olvidada por el Municipio de Guayaquil, según Loor. “Allí, desde hace más de 20 años no llega ninguna obra. El Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Santa Elena ha hecho algunas obras allí”.
Posorja.
4. El centro de esta parroquia, habitada por más de 24.136 habitantes, tiene calles asfaltadas y adoquinadas. Hay un parque acuático, un camal, un estadio, un hospital del día y uno de maternidad. Hasta allí, todo parece cubierto. Sin embargo, los barrios de esta parroquia están en el abandono, según sus moradores.
“Vaya donde no es centro y verá otra realidad. Las calles están llenas de lodo, no hay agua y las aguas putrefactas (servidas) rodean las casas de los barrios marginales”, describe Julio Baidal, morador de 60 años.
Ese panorama se refleja en una docena de barrios marginales. En el llamado Quito, las aguas servidas caen directamente al río, provocando la contaminación del afluente.
Además, la falta de agua. Teresa Ramírez, moradora del barrio Los Ceibos, compra el agua de tanqueros que llegan a estos sectores desde Playas. Que el consumo lo racionan porque el líquido resulta caro, relata la moradora.
Según Jorge Banchón, presidente de la Junta Parroquial, Interagua prometió un plan de contingencia para suplir la falta de agua con tanqueros, “pero nunca se cumplió”, afirma. Además, explica que el 40 % de las calles está asfaltada y que el servicio de alcantarillado y agua cubre otro 40 %. Es decir, menos de la mitad del total.
Por su parte, el Municipio, a través de Emapag, dice que trabaja en la construcción de la planta potabilizadora de agua, que brindará servicio a esta parroquia, a El Morro, San Juan, San Miguel y recintos aledaños. No así, se exponen planes del alcantarillado, cuya solución aún es incierta.
El Morro.
5. La situación se repite en esta parroquia. Isabel Parrales, moradora, cuenta que ha aprendido a convivir con los malos olores que salen de un esterillo, donde caen todas las aguas servidas del barrio Centenario y otras zonas del recinto Puerto del Morro. Esto sucede porque en este sitio turístico no hay alcantarillado sanitario ni pluvial.
No es todo: el esterillo, que tiene casi un kilómetro de extensión, separa la calle de las casas que se levantan en su orilla. Para llegar a ellas, los residentes utilizan puentes de tablas, desde donde se han caído niños y mujeres, según denuncian los habitantes.
Jaime Aragonés, presidente del GAD parroquial, reconoce que la falta del alcantarillado es uno de los mayores problemas que tiene El Morro. El agua potable, como se indicó en Posorja, será solucionada con una planta de tratamiento de agua potable que se estrenará en este mes. Aunque tampoco hay plan de alcantarillado.
“Nos ofrecen obras, pero no llegan”
Autoridades y habitantes de las parroquias rurales creen que también la Prefectura del Guayas les ha fallado. En Tenguel, por ejemplo, Julio Simbala, presidente de la junta, dice que llevan más de cinco meses esperando a que les den respuesta sobre la solicitud de pavimentación de la vía Tenguel-El Conchero. “Esto en invierno es lamentable. Hay huecos y charcos. Nosotros somos un puerto pesquero, nos urge el arreglo de la vía”, dice. En el sitio, la Prefectura hace reconformaciones, aunque los moradores creen que no es suficiente.
Algo similar sucede en la vía Progreso-Sabana Grande. Allí el escenario es una vía de tierra, lodo y baches que la vuelven intransitable. Pese a los plantones que protagonizaron los moradores de la zona en 2017, la vía permanece en el mismo estado. Solo se hacen reconformaciones. “Ya nos han ofrecido obras, pero no llegan”, lamenta Luis Loor, presidente de la Junta Parroquial de Progreso.
EXPRESO consultó a la Prefectura sobre estas obras. Sin embargo, la respuesta ofrecida no llegó hasta el cierre de esta edición.