‘Droga zombi’. Así han denominado medios de comunicación extranjeros al fentanilo, por sus efectos sobre los miles de consumidores que plagan zonas comerciales y residenciales de varias metrópolis de Estados Unidos, quienes quedan inhibidos, sin reacción, en posiciones perturbadoras. Su consumo también se registra con fuerza en el norte de México y hay casos en el vecino Perú.

En Ecuador se conoce de su consumo por ciertos profesionales de la salud y casos de anestesiólogos con adicción, según una fuente, aunque la Policía descarta su uso en las calles. La institución, en cambio, confirma que coordina acciones con pares extranjeros para evitar que el país se convierta en una plataforma de tráfico de esa droga.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) alertan que el químico, que es usado en la medicina para tratar el dolor, es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Por eso el riesgo de muerte por sobredosis es alto. En el país del norte más 150 personas fallecen al día debido a esa causa, según los CDC.

El tráfico ilegal se ha vuelto lucrativo por la gran demanda de la sustancia que atienden carteles mexicanos, mafias que han usado a otros países como puntos de enlace para surtirse de precursores químicos y ‘cocinar’ el alcaloide.

Esos elementos se producen en mayor medida en China, aunque también hay oferta india. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ubica a ese primer país como la fuente principal de la cadena de distribución, tanto de precursores como de la droga final, que se produce en miles de laboratorios ilegales. En varios procesos judiciales, las autoridades estadounidenses han acusado a ciudadanos chinos que vendían la droga a estadounidenses a través de servicios de paquetería.

Ante la identificación y bloqueo de ese tipo de rutas, se abrieron nuevas vías, por Sudamérica. Por ejemplo, el 22 de marzo la Policía de Colombia presentó a dos ciudadanos mexicanos que integraban una estructura del cartel de Sinaloa que exportaba fentanilo a Estados Unidos.

Más al norte, en Panamá, las autoridades con ayuda del FBI investigan la desaparición de unas 19 mil dosis de fentanilo de la Caja de Seguro Social.

“De acuerdo con la trazabilidad que hemos determinado, los químicos vienen desde China. Están haciendo una triangulación por los países de Sudamérica, hacen una parada en los países donde esos químicos no tienen una fiscalización y llegan a México, donde elaboran esa droga sintética y la pasan a Estados Unidos”, detalla el general Pablo Ramírez, director de Investigación Antidrogas de la Policía Nacional.

El uniformado advierte que el país necesita actualizar el listado oficial de químicos sujetos a fiscalización (debido a su posible uso en la producción de esta droga), para hacer frente a esta nueva dinámica de la industria ilegal de alcaloides.

“Nos hemos adelantado para que tanto los químicos como el producto sean sustancias catalogadas sujetas a fiscalización. De esta manera se podría intervenir en las incautaciones y que los responsables o quienes disponen de esta sustancia sean puestos a órdenes de las autoridades”, explica el oficial de la Policía.

No obstante, también precisa que la actualización del listado de precursores depende de la Asamblea Nacional, que debe tramitar un proyecto para reformar la Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas.

“Para ir incluyendo químicos o sacando químicos es necesaria la reforma a la ley. Por eso estamos solicitando que haya una reforma para que cuando se necesite incluir o sacar químicos, sea a través de una reforma al reglamento, mas no a la ley”, puntualiza Ramírez. Este Diario solicitó información en la Asamblea sobre el proyecto. Sigue pendiente la respuesta.

Las nuevas rutas de las drogas tradicionales y emergentes se sostienen en la expansión de su territorio o zonas de influencia, incluso en varios países, como sucede con el cartel de Sinaloa o el cartel Jalisco Nueva Generación.

“Tienen presencia en la mayoría de los países de Centroamérica y Sudamérica. Es impresionante. Yo tengo contactos que están operando precisamente en Ecuador, en Colombia, en Perú. Eso te dice que la presencia del cartel de Sinaloa, como grupo criminal, por ejemplo, está en muchos países. No solo de América, también de Europa, África, Asia”, revela a EXPRESO Miguel Ángel Vega, periodista mexicano que investiga temas relacionados con el narco.

El comunicador también señala que los precursores para producir el fentanilo llegan de forma directa a las costas de su país. Desde buques de carga lanzan tanques que contienen esos químicos, para que barcos camaroneros o lanchas los recojan y los lleven a la orilla. Luego son trasladados a casas de seguridad y almacenes, antes de que se usen en laboratorios, también conocidos como ‘cocinas’.

En esos lugares se obtiene el producto y se lo mezcla con otros elementos para aumentar el volumen y maximizar las ganancias. Finalmente, la droga, que llega en polvo, gotas para ojos o pastillas, es enviada a través de caletas construidas en carros, paquetes comerciales, de contrabando en productos, o en los bolsillos de migrantes que cruzan ilegalmente a Estados Unidos.

“Hay una sobreproducción de fentanilo en México por la fiebre de consumo en Estados Unidos. Eso ha desplazado la producción de amapola, de donde se extraía la goma de opio para procesarla en heroína”, añade Vega.

Él opina que los gobiernos deben cambiar las estrategias para hacer frente al problema del consumo de drogas, dando mayor información a la población sobre los efectos nocivos, con énfasis en los menores de edad. Además de considerar, en un futuro, la legalización de los alcaloides, bajo lineamientos técnicos y precisos.