El avance de la erosión del río Quijos o también conocido como Alto Coca no es nada menos que la búsqueda del cauce que tuvo hace 8.000 años, luego de ser tapado por una corriente de lava del volcán Reventador y que buscó salir por las brechas volcánicas que también formaron la extinta cascada San Rafael.

Así lo explica el ingeniero en geología Vladimir Játiva. “Todo río busca ávidamente su perfil de base y al liberarse de este dique natural tenemos los deslizamientos, arrastre de sedimentos y de material volcánico en una bajada de aproximadamente 410 metros en una longitud de 30 kilómetros, es una condición difícil de detener”.

Este escenario amenaza la producción de electricidad en la hidroeléctrica más grande del país, la Coca Codo Sinclair, obra bandera del correísmo que estuvo bajo la lupa de la Contraloría General del Estado en 2013 y realizó 27 observaciones a la construcción, además por el levantamiento de la infraestructura con sobreprecio que llegó a los $ 2,6 millones.

Coca Codo fue concebida con una potencia de 1.500 megavatios con el fin de dotar el 35 % de la demanda de electricidad de Ecuador, pero en el último año alcanzó solo a abastecer algo más del 20 %.

Si bien es cierto que no se puede predecir el progreso de la erosión regresiva, sí se pudo evitar la caída de la cascada y las consecuencias del colapso.

El desaparecido Instituto Ecuatoriano de Electrificación (Inecel) tuvo los estudios y planos que recomendaron hace 36 años realizar obras de estabilización de la cascada como lo que hicieron con el salto de Agua Angoyán.

“La empresa que construyó la hidroeléctrica no conoció o no quiso conocer lo que sí se estudió. Cuando se desarrolla un proyecto el punto uno es recopilar y analizar la información existente. Antes de que se conforme la Celec existía la Inecel que puso la alerta en su biblioteca de estudios que pasó a la politécnica nacional”, enfatiza Játiva.

El exdirector de ingeniería y construcción de Inecel, Luis Fernando Jara, ingeniero hidráulico y especialista en centrales hidroeléctricas, concuerda con Játiva y agrega que las cascadas duran millones de años, pero tienen un período de existencia que para mala suerte coincidió en estos tiempos.

A finales de 2022 la constructora china Sinohydro debe entregar la hidroeléctrica iniciada desde 2010, pero aún trabaja en la reparación de daños detectados durante la edificación.

Desde los años 70, se estudió la posibilidad de crear una hidroeléctrica en este sector, pero cuando se concluyó el estudio de factibilidad en 1994, se determinó la creación de una infraestructura con potencia de 860 megavatios y que se incremente su capacidad con el pasar de los años.

“Sí existen estudios y publicaciones internacionales que daban cuenta de lo peligroso que resulta el construir en este sitio, Sinohydro justificó entre comillas una instalación de alrededor de 1.500 megavatios. Creo que ahí queda la gran duda: si es que esos estudios fueron los apropiados o saber si existieron”.

Roque Proaño, director de la comisión ejecutora Río Coca, señala que si la erosión llega a las obras de captación de Coca Codo Sinclair puede destruirse o en el mejor de los casos afectar la intensidad de la llegada de agua a la captación y en ese caso no se generaría electricidad y se suspende el funcionamiento de la central.

Así quedaría subutilizada.

De acuerdo a Gonzalo Uquillas, gerente de Celec, en caso de no contar con Coca Codo las 14 hidroeléctricas restantes se harían cargo de la demanda nacional. “Más el parque eléctrico y de tener disponible el parque termoeléctrico privado, garantizan el normal abastecimiento de energía del país”.

Pero en dólares, la factura se calcula que anualmente le costaría al país entre $ 149 y $ 600 millones.

“Ya está valorado el impacto económico por Celec y tendría que asumirlo el Estado, porque no se puede trasladar al consumidor el valor porque tiene una tarifa fija establecida”, apunta Jara. Además, se deberían cruzar los dedos para que el resto de los ríos tengan hidrología favorable, ya que el 91 % de la electricidad que consume Ecuador viene desde las hidroeléctricas.

Jara y Játiva lamentan que la presión política del Gobierno de ese entonces le ganó a los criterios profesionales y ambos consideran que la erosión sí llegará a la obra de captación, aunque no puedan predecir cuándo, porque eso depende de la naturaleza.

“Quedan muchas lecciones, la primera es que los técnicos no se deben dejar impresionar por los políticos para hacer las cosas que ellos quieren. Los técnicos tienen que responder a los estudios y deben tener la fortaleza suficiente para decir aquí se respeta la normatividad y los criterios técnicos para evitar los plazos políticos en los proyectos”, sostiene Jara.

Por ahora, la comisión ejecutora del río Coca estudia la posibilidad de reubicar las obras de captación aguas arriba, en la congruencia de los ríos Quijos y Salado. Sin embargo, no se proporcionó cifras de cuánto costaría la nueva obra.

Celec implementó un sistema de diques que fueron obras provisionales para disminuir la velocidad del proceso erosivo en el río. Estas estructuras cumplieron su propósito durante la temporada de estiaje.

Pero con las últimas crecidas del río el sistema de diques quedó insubsistente.

Mientras, se espera la llegada de especialistas del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y del Servicio Geológico de los Estados Unidos en el mes de julio para revisar lo realizado junto a los técnicos nacionales.

Por su parte, Játiva adiciona que se debe eliminar el proceso engorroso en la contratación pública para actuar de forma oportuna. “Si queremos construir rápido nos dan seis meses, pero hasta eso ya ha pasado la erosión. La planificación de esta semana no sirve para la que viene”, reflexionó.

DATOS

Estudio Lombardi

La firma suiza señala en julio de 2020 que el colapso de la cascada estuvo a 19 km de la captación y la considera fuera del área de influencia. Pero la erosión regresiva del río ya llega a una distancia de 9 kilómetros de la obra.

Obras a ejecutar

Construcción de protecciones provisionales, que estarán ubicadas a 1,2 km aguas abajo de las obras de captación de la central Coca Codo Sinclair. Se desarrollarán en etapas: Primero será la construcción de ataguías para desvío del río, que permitan la elaboración de un dique de pilotes de hormigón que alcanzará una profundidad de 30 metros. La segunda etapa, que también está lista, consiste en la construcción de 13 pantallas con tecnología jet grouting (inyección a presión de hormigón para consolidar el material).

Obras a contratar

Los plazos se enmarcan en los lineamientos del Servicio Nacional de Contratación Pública. El proceso se cumple con la ejecución del estudio. De ahí se llama a licitación, después viene la calificación de ofertas para la posterior firma del contrato, y luego de esto el inicio de los trabajos.

Fe de errata: En una primera versión de las fuentes consultadas se indicó que el arrastre de sedimentos y de material volcánico se da en una bajada de aproximadamente 410 metros en una longitud de 30 metros. Lo correcto es una longitud de 30 kilómetros. Pedimos disculpas a nuestros lectores.