El Plan Nacional del Libro y la Lectura ‘José de la Cuadra’ dejó de funcionar en 2021. Establecido en el art. 120 de la Ley Orgánica de Cultura, este debe ser implementado por el Instituto de Fomento a la Creatividad e Innovación, adscrito al ministerio. Pese a que no se ha retomado, los fondos para desarrollarlo sí están disponibles.

Atar cabos sueltos, ese es el reto pendiente para la ministra de Cultura y Patrimonio, María Elena Machuca, en los seis meses que le quedan al régimen. La titular de esta cartera estatal indica que se “cumplirán los hitos” pendientes. Uno de ellos es el Plan del Libro y la Lectura, que no funciona desde fines de 2021.

El presupuesto está listo, también la normativa. ¿Cuáles han sido las trabas para poner en marcha el Plan del Libro y la Lectura?

Era necesario primero llevar a cabo la encuesta de hábitos lectores y consumos culturales para saber qué es lo que lee el ecuatoriano y qué nos estaba fallando en el plan. Sin información, sin números no es posible hacer una política pública adecuada y desarrollar un Plan del Libro potente.

La encuesta se publicó el año pasado. ¿Qué datos relevantes arrojó esta encuesta?

La encuesta es muy amplia porque abarca desde niños en edad escolar hasta adultos mayores y amas de casa. El problema que vemos es que, según los datos, el ecuatoriano lee en promedio un libro y medio al año. Los estudiantes leen por obligación. Nos parece que con esta información hay que cambiar el tipo de publicaciones del plan para incluir libros de entretenimiento, literatura infantil . Tenemos que fomentar la lectura creativa que realmente llegue a todo público.

¿Se logrará implementar el plan en los meses restantes?

Sí, estará listo. El presidente nos ha dicho que tenemos que cumplir los hitos más importantes que nos hemos planteado, y entre esos está el plan (...) Un dato importante es que tenemos $900.000 para implementarlo.

Otro ‘hito’ es el Teatro del Barrio. Esta fue una apuesta del primer mandatario. ¿Cuáles han sido los resultados?

El Teatro del Barrio fue un pedido del presidente durante su primera semana de gestión y la empezamos con una línea de fomento por casi 2 millones de dólares. Queríamos llegar a todas las regiones del país y sacar los procesos culturales de Quito, Guayaquil y Cuenca. En estos dos años hemos montado 83 obras y se nos asignó 13 millones hasta 2025 para que se convierta en un proyecto emblemático.

En abril solicitaron la derogación del Decreto 1039 que eliminaba el ICCA e IFAIC y los fusionaba en el Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación...

Sí. Nos reunimos con el sector audiovisual, que pedía esta medida insistentemente. Era una insistencia para que el cine pueda desarrollarse y aportar a la economía cultural, entonces actuamos como mediadores, enviando nuestro criterio técnico a la presidencia.

¿Es posible que el pedido trascienda en este clima político?

Esa es una pregunta difícil. Esperamos que sí. Estamos dejando todo listo para la reestructuración.

En abril también se entregó la política pública de cultura y patrimonio para los GAD. Ellos debían asumir la competencia en 2017.

Pese a tener la competencia, había que formalizarlo. Nos dimos cuenta que en muchos municipios, sobre todo los más pequeños, lo que hacía falta era la experiencia en conservación de patrimonio. Lo que hicimos es un aporte de herramientas para que puedan hacer el inventario patrimonial, la conservación e implementar turismo cultural.

Sin embargo, varios GAD han dicho que el problema para la conservación del patrimonio es el presupuesto...

Cada GAD tiene presupuesto para conservar el patrimonio, lo que pasa es que muchos no saben cuál es el presupuesto o no lo tienen claro.