Conferencia. Enviados de 40 países se citaron por tres días en un auditorio de la Espol, campus Prosperina.

Ecuador ha bajado los brazos en su vigilancia hacia El Nino

Investigadores locales alertan ante una sensible reducción de inversión en las labores de monitoreo. La denuncia se da en el marco de evento internacional.

Desde aquel largo invierno de 1982-1983 (inició por noviembre y duró ocho meses) en que aguó la economía del país y provocó un retroceso de hasta 10 años a nivel de infraestructura vial y urbana, los ecuatorianos se acostumbraron a estar pendientes de lo que ocurre aguas afueras del continente.

El evento de El Niño de 1997-1998 marcó una diferencia. El país había implementado toda una tecnología para monitorear el cielo y el mar, desde boyas ancladas a mar abierto hasta estaciones meteorológicas.

A diferencia de El Niño del 82, que sorprendió a todo el mundo, en el del 97 se habían lanzando las alertas necesarias.

Es precisamente el estado actual de ese sistema de monitoreo lo que genera preocupación entre los investigadores ecuatorianos.

Esto se evidenció con lo que 200 científicos de 40 países presentaron durante tres días en uno de los auditorios de la Espol. Ellos describieron los avances en torno al seguimiento de El Niño en países como Perú, Chile, Australia, India, Estados Unidos, entre otros.

El primero en lanzar la alerta fue José Luis Santos, catedrático de la Espol y director internacional del proyecto Climate Variability and Predictability (Clivar). “Por la situación económica se descontinuó el monitoreo. Hay estaciones meteorológicas que dejaron de operar, al igual que la ejecución de muestreos en el océano”.

Rodney Martínez, del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), con sede en Guayaquil, habla de una década perdida en la investigación y monitoreo de este evento océano-atmosférico. “Hubo un retroceso. Hay estaciones meteorológicas emblemáticas que operaban desde hace 40 o 50 años que dejaron de recoger información. Los registros mas antiguos están descontinuados”.

Tanto Martínez como Santos señalan al Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y al Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) como las instituciones nacionales encargadas de mantener el sistema de alerta temprana de vigilancia en torno a El Niño.

“Esto se debe al desfinanciamiento y a los cambios que se ejecutan en las instituciones. Hace poco desapareció el Clirsen (Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos), que emitía importante información”, lamenta Martínez.

Eduardo Zambrano, uno de los históricos investigadores de El Niño en Sudamérica, considera que este evento océano-atmosférico se ha vuelto muy cambiante en los últimos años, por lo que se hace indispensable mantener las alertas permanentemente operativas. Es por eso que se hace indispensable que el Inamhi e Inocar recuperen su operatividad.

Los diversos ‘sabores’ del evento ENSO

Los científicos que asistieron a la IV Conferencia Internacional sobre El Niño Oscilación del Sur (ENSO), que se desarrolló en el auditorio STEM del campus Gustavo Galindo de la Espol, determinaron que El Niño de estos años presenta cambios. Ahora hablan de un evento océano-atmosférico “de todos los sabores”, por la diferencia marcada con la que cada cierto tiempo se presenta. La cita permitió intercambiar información entre investigadores de China, India, Estados Unidos y hasta de Australia.