
Impacto emocional y psicológico de recibir notificaciones de deudas en Ecuador
Las notificaciones de deuda no solo afectan la economía de las personas en Ecuador, sino también su salud mental
En Ecuador, una notificación de deuda no es solo un asunto financiero: puede convertirse en una sentencia emocional. Para muchos, recibir una llamada, un correo o un mensaje de cobro es el inicio de un espiral de angustia que se cuela en la rutina diaria. Las deudas, especialmente cuando no hay trabajo estable o respaldo familiar, no solo afectan el bolsillo: también sacuden la mente y el corazón.
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Tras esas notificaciones hay personas que se despiertan con ansiedad, que se aíslan por vergüenza o que ya no pueden dormir pensando en cómo pagar el alquiler y dar de comer a sus hijos. Lo que comienza con una deuda, puede transformarse en una crisis emocional que desestabiliza familias enteras. Psicólogos consultados por EXPRESO alertan sobre los efectos mentales que conlleva el endeudamiento sostenido: desde trastornos de ansiedad y baja autoestima, hasta casos graves de depresión.
El testimonio de una madre soltera que enfrentó llamadas diarias de cobro mientras lidiaba con el diagnóstico de autismo de su hija, es solo un ejemplo de cómo las deudas se convierten en una carga invisible, dolorosa y muchas veces silenciada. Su historia, y las voces de los especialistas, revelan que el endeudamiento en Ecuador no es solo un problema de números, sino una emergencia emocional que necesita ser atendida con urgencia y empatía.
"El impacto emocional es grave": la mirada de una psicóloga clínica
Beatriz Gómez Sarmiento, psicóloga clínica, advierte que el peso emocional de recibir notificaciones de deuda puede ser profundo y debilitante. “El impacto emocional es grande porque te genera ansiedades y puede llevarte a un cuadro depresivo”, explica. Señala que no se trata solo de una llamada o un mensaje de cobro: es el constante recordatorio de una situación que parece no tener salida.
“Te levantas y piensas en las deudas. Y si durante ese día alguien te acosa, la situación se pone tensa. Y se pone tensa porque no tienes cómo pagar, pero sí tienes necesidades que cubrir: comer, enfermedades, estudios…”. Para la especialista, este tipo de presión continua contribuye al desarrollo de trastornos de ansiedad, y en casos más avanzados, a estados depresivos. “Desde el punto de vista psicológico es grave, porque el impacto de las deudas ya camina a una depresión, generando que el cuadro emocional sea aún mayor”, concluye.
Ansiedad, autoestima y salud mental: otro rostro del endeudamiento
El psicólogo Jhonny Preciado Macas subraya que el impacto psicológico de las deudas no es menor, y que afecta especialmente a quienes viven bajo esa presión de forma constante. “Generalmente el impacto psicológico por deudas es importante en quienes tenemos deudas. Vivimos en un constante deterioro por el estrés que esto genera”, explica.
Entre las consecuencias emocionales más frecuentes, el especialista menciona la ansiedad, la baja autoestima y una afectación directa al bienestar mental. “Ese deterioro te obliga a buscar ayuda psicológica, porque llega un punto en que se vuelve difícil manejarlo solo”, añade. Para él, el endeudamiento sostenido deja de ser solo una preocupación financiera y se convierte en un problema de salud integral.
“Sentía que era el final”: el testimonio de una madre bajo presión

Más allá de los análisis clínicos y las cifras, hay historias reales que reflejan lo que significa convivir con el peso de una deuda. Una de ellas es la de Natividad Montero García, quien accedió a compartir su experiencia para visibilizar el lado más humano de este problema. Su testimonio muestra cómo una situación financiera compleja puede transformar el día a día, la salud emocional e incluso las relaciones personales.
Tiene 32 años, es madre soltera de dos niños, y vivió en carne propia lo que significa lidiar con una deuda mientras todo en la vida parece venirse abajo. “Lo que se vive es a veces cruel”, dice. El año pasado fue especialmente duro: a su hija le diagnosticaron autismo, no hablaba y no había una escuela que la recibiera. A eso se sumaba la falta de un trabajo estable y el peso de las llamadas diarias de cobro.
“Las continuas llamadas te llevan a levantarte pensando en eso. A veces sentía que era el final. Recibía amenazas de embargo, no sabía qué hacer”. La situación emocional se volvió insostenible, al punto de confesar que en varias ocasiones pensó en quitarse la vida. “La carga emocional ya no la soportaba”, recuerda.
Finalmente, logró una reestructuración: ahora paga el mínimo, pero la deuda fue extendida a tres años, lo que implica terminar pagando cinco veces el saldo original. “Cuando me endeudé tenía trabajo, pero después todo se hizo difícil”, reflexiona.
Su historia representa la de muchas personas que, más allá de cifras, enfrentan realidades invisibles: ansiedad, angustia, desesperanza. Y, como ella, lo único que buscan es una oportunidad para salir adelante sin ser aplastados por el sistema.
El endeudamiento no es solo un problema financiero: también es un fenómeno emocional y social que afecta la salud mental de miles de personas en Ecuador. Las llamadas, amenazas y notificaciones no solo buscan un pago, sino que muchas veces terminan desestabilizando vidas enteras. Hablar del tema desde una perspectiva psicológica es un primer paso para humanizar el proceso, reconocer el sufrimiento que implica y generar una cultura de empatía, contención y acompañamiento. Porque detrás de cada deuda, hay una historia, una carga emocional, y una persona intentando resistir.
Cómo cuidar tu salud emocional si estás enfrentando deudas?
Frente a la presión constante de las notificaciones y el miedo al embargo, estas acciones pueden ayudarte a retomar el control emocional y financiero:
- Habla del tema y busca apoyo emocional. No enfrentes la carga en silencio. Conversar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede aliviar el peso emocional y ayudarte a encontrar claridad.
- Consulta con un abogado o defensor público. Muchos desconocen que tienen derechos y opciones legales, como reestructuración o defensa ante embargos. Un asesoramiento legal puede ayudarte a tomar mejores decisiones y reducir la incertidumbre.
- Negocia con los acreedores. Algunas instituciones están dispuestas a renegociar plazos o montos. Solicita por escrito opciones de pago antes de que el caso escale a instancias judiciales.
- Prioriza tu autocuidado. El estrés financiero deteriora la salud física y mental. Dormir bien, alimentarte adecuadamente y practicar técnicas de relajación no resolverán la deuda, pero te ayudarán a mantener la estabilidad para enfrentarla mejor.
- No te aísles ni te culpes. El endeudamiento no siempre es resultado de mala administración; muchas veces responde a factores estructurales como desempleo o emergencias familiares. Reconoce tu situación sin juzgarte y recuerda que pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de valentía.
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