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Difieren las expectativas sobre lo que pasará con las universidades del país

Para unos, se viene un periodo que puede favorecer a la educación particular; para otros, una etapa de más libertad y respeto a la autonomía.

Protesta universitaria_recorte presupuesto 2020
En 2020, el recorte en los presupuestos de las universidades públicas motivó protestas de estudiantes y maestros en diversas ciudades del país.Tomada de la cuenta de la FEUE

En el próximo gobierno, las universidades tendrán al fin libertad para buscar eficiencia y calidad; o lo que habrá será una priorización de la educación privada y más debilitamiento de la pública. Las expectativas sobre lo que pasará con el sistema universitario difieren aunque tienen las mismas causas: la designación de Alejandro Ribadeneira como titular de la Senescyt; y la oferta del presidente electo, Guillermo Lasso, de “devolverles la autonomía” a las instituciones.

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Lasso rectificó su oferta de campaña de eliminar la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación. Y anunció como titular de esa cartera a Ribadeneira, exrector de la Universidad de los Hemisferios (privada) y expresidente del Consorcio de Universidades Particulares del Ecuador (Ceupa).

Una situación impensable hace una década, durante el gobierno de Rafael Correa, crítico de las universidades particulares, a las que solía acusar de afán de lucro y falta de calidad.

En su momento, estas dijeron sentirse perseguidas por el régimen; y las públicas coincidieron con ellas en considerar que existía ‘hiper-regulación’, un excesivo control y la consecuente pérdida de autonomía.

La versión de RibadeneiraEl equipo de Guillermo Lasso ha indicado que los ministros designados no darán declaraciones hasta no asumir sus cargos el 24 de mayo.

Esa situación empezó a cambiar con el gobierno de Lenín Moreno, quien dijo acoger el reclamo de diversos sectores y promovió una reforma de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), que eliminó o modificó varias disposiciones.

El exvocal del CES, Enrique Santos, reconoce que no hay impedimento legal para que el titular de la Senescyt sea representante de la educación privada y cita que ya el actual secretario, Agustín Albán, proviene de allí. Cree que este proceso de cambio se consolidará con el próximo gobierno y que no debe sorprender, pues es parte del ofrecimiento de Lasso de otorgar más libertad a las universidades. A su criterio, eso implicará, por ejemplo, que estas podrán abrir más extensiones.

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No obstante, dice no recordar que las ofertas de Lasso incluyeran un aumento del presupuesto de las universidades públicas, por lo que teme que las nuevas reformas a la LOES solo puedan ser aprovechadas por las universidades privadas.

En cambio, el rector de la Universidad Espíritu Santo (UEES), Joaquín Hernández, dice que una supuesta pugna entre universidades particulares y públicas no es el principal problema de la educación superior del país en este momento, sino “la búsqueda de eficiencia con calidad en un contexto de escasez de recursos”.

Destaca que Ribadeneira tiene la ventaja sobre exdirectivos del CES y Senescyt, de haber sido rector universitario, por lo que sabe lo que implica administrar una institución; además de que también conoce la situación de la universidad pública.

Por ello, espera que, a diferencia de años anteriores, “cuando se buscó imponer un modelo único de universidad”, ahora cada institución tenga la debida libertad para trabajar en su propio modelo y misión.

A su criterio, cada universidad debe tener autonomía para aprobar nuevas carreras o programas de maestría y doctorado. Algo que ahora requiere la aprobación del CES, lo que implica un largo proceso. “Estamos atrasados en ese sentido”.

El asambleísta que ha presidido la Comisión de Educación, Jimmy Candell, exrector de la Universidad de Santa Elena (pública), espera que el nuevo gobierno sea distinto del anterior, “que se caracterizó por recortar presupuestos, bajar la calidad de la Educación superior, excesiva e innecesaria reglamentación, procesos de intervención fallidos, etcétera”.

El reto principalEl presupuesto de las universidades públicas, que dependen de los ingresos petroleros y tributarios, es el mayor desafío del próximo gobierno en educación superior. El régimen saliente ya ha efectuado recortes y este año se suman las cuatro universidades emblemáticas al reparto.

Candell prevé un periodo crítico para la universidad pública si el gobierno mantiene los recortes presupuestarios, las presiones a las entidades para que aumenten los cupos, de ampliar la cobertura sin entregar recursos; y relegue el aseguramiento de la calidad de la educación.

“Las universidades privadas pareciera que van a disfrutar de un escenario más favorable; debería esperarse que la calidad de la educación superior privada se exprese de manera objetiva en la ubicación en los rankings mundiales y se evite el mercantilismo”, anticipa.