Un crecimiento interior
La vida es sencilla, nosotros la convertimos en una dictadura; somos quien tiene el poder de sanarla o contaminarla. Depende de nuestra actitud benévola y es nuestra decisión el dar y compartir sin esperar nada a cambio; pero de forma consciente, tiempo, esfuerzo, experiencia y conocimientos son valiosos. Dar y compartir genera muchas bendiciones y buena energía. El mundo fuera distinto. Al dar y compartir damos sonrisa e iluminamos el día a otras personas. No existe un camión de mudanzas detrás de un féretro. Cuando compartimos sin miedo a perder algo nos preparamos para recibir por triple las bendiciones por parte de otras personas. Dios observa la generosidad humana.
Javier Valarezo Serrano