Una compra segura evite los perjuicios al adquirir su vivienda

Una compra segura evite los perjuicios al adquirir su vivienda

No querían seguir en el conjunto habitacional de la Base Aérea de Guayaquil y por ello Sandra Farfán y su esposo, un oficial de la FAE, decidieron en 2010 adquirir una vivienda en el proyecto urbanístico Arcos del Río. Abonaron 18.370 dólares para cubr

No querían seguir en el conjunto habitacional de la Base Aérea de Guayaquil y por ello Sandra Farfán y su esposo, un oficial de la FAE, decidieron en 2010 adquirir una vivienda en el proyecto urbanístico Arcos del Río. Abonaron 18.370 dólares para cubrir la entrada y quedaron a la espera de la entrega de su casa. “Debían hacerlo en septiembre de 2013, pero para esa fecha no había nada construido”, contó Farfán hace pocos días a EXPRESO. En marzo de 2014, a su cónyuge le detectaron un tumor maligno y, desde entonces, en varias ocasiones ella pidió a la inmobiliaria la devolución de su dinero para poder atender a su esposo.

“Fue una lucha infructuosa”, dice Farfán, cuya familia es una de las mil afectadas por este plan inmobiliario ubicado en el km 1,5 de la vía Narcisa de Jesús, y que en enero del año pasado fue intervenido junto con la promotora por la Superintendencia de Compañías, debido a problemas financieros y al incumplimiento en la entrega de las villas.

Entre 2013 y 2015, un total de 1.191 quejas contra distintas constructoras y empresas inmobiliarias se presentaron en la Defensoría del Pueblo, a nivel nacional. Los casos tienen que ver con supuestas estafas, fallas constructivas en los inmuebles y otros problemas.

Acudir a los tribunales para tratar de resarcirse de un perjuicio tan grande como quedarse sin casa y sin el dinero entregado, no es lo ideal para nadie. Pero es lo que le queda a los compradores de vivienda ante la falta de alguna institución o normativa específica que los proteja de timos y fallas constructivas que suelen presentarse en la oferta inmobiliaria.

Si usted piensa adquirir una casa o departamento nuevo o usado y no quiere pasar por una pesadilla tome todas las precauciones. Constructores y especialistas en bienes raíces consultados por este Diario coinciden en que el mismo comprador puede evitarse un mal negocio, poniendo los cinco sentidos en la transacción.

Ángela Andrade, agente inmobiliaria, recuerda que los fideicomisos de administración en los proyectos inmobiliarios nuevos garantizan los valores entregados por los compradores. Es decir, si el proyecto fracasa, el dinero se devuelve.

Esta corredora también recomienda a los clientes exigir en el contrato de compraventa que la constructora o promotora establezca claramente la ubicación del bien, el tamaño, los acabados, además de los servicios de la ciudadela (piscina, parques, canchas...).

Si son propiedad horizontal, estas áreas deben estar terminadas antes de la firma de la escritura definitiva de compraventa y del saldo del total a pagar, indica Andrade.

Paola Rivera, también corredora de bienes raíces, coincide con Andrade en que los fideicomisos constituyen una garantía para el comprador.

Ella sugiere al cliente buscar la asesoría de un abogado especializado en el tema para revisar exhaustivamente los compromisos de la compraventa que se firman con el promotor.

“La no revisión conlleva a ‘sorpresas’ -añade Rivera-, como es el prohibir cesión de derechos o estipular que será el comprador quien pague el impuesto a la plusvalía, que acostumbra a pagarlo quien vende”.

El titular de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, Enrique Pita, dice que no existe una entidad pública que proteja a la gente de estafas o incumplimientos inmobiliarios, a no ser presentar demandas, una vez descubierto el perjuicio. El decreto presidencial 661, de mayo del 2015, que reglamenta la simplificación de trámites relacionados con el derecho de las personas a acceder a una vivienda, tampoco va en esa dirección, aclara el dirigente: “Fue orientado a que la tramitología sea más simple y facilite que los proyectos fluyan, pero no guarda relación con la idoneidad de la construcción”.

El constructor guayaquileño Vladimir Barrezueta no justifica los incumplimientos de algunas promotoras y constructoras, pero advierte que no hay que olvidar la difícil situación económica y la consecuente restricción en los créditos bancarios, que vivimos hoy y en otras épocas, “lo cual nos dificulta a los promotores cumplir en el tiempo establecido. Aunque cuando uno tiene credibilidad y un buen historial de trabajo, la gente nos espera”.