Su consumo puede ser variado. Se advierte desinfectar las hortalizas antes de prepararlas.

Coles y lechugas, fuentes de fibra y minerales

Su consumo puede ser variado. Se advierte desinfectar las hortalizas antes de prepararlas.

Las coles, lechugas, zanahorias y remolachas, entre otras hortalizas, inundan con su aroma fresco los mercados del país. Ecuador es un lugar afortunado, pues su suelo permite sembrar y cosechar grandes cantidades de estos productos que resultan fundamentales en la comida local.

En el caso de las coles, por ejemplo, hay diferentes tipos: Milán, Daniela, corazón, queso. Estos productos, al igual que las lechugas, contienen vitaminas, minerales y fibra que benefician al ser humano.

De las cuatro especies de coles, la Daniela es la que más se siembra. Mientras que las lechugas, también presentan variedad. Está la Romana, Lollo Rosso, Escarola, Radicchio, Trocadero.

Omar Vargas, nutricionista y vocero del área de nutrición del distrito 06 de la zona 8 del Ministerio de Salud Público, indica que la col y otras cructíferas aportan alrededor de 25 calorías en 100 gramos; más potasio que sodio. “Es una fuente considerable de fibra y las principales vitaminas y minerales son la A, C y calcio, así como el magnesio”.

La lechuga tiene más calorías (50 aproxidamente). Se destaca su aporte de proteína, con sus 8 gramos es alta en fibra, así como el potasio y magnesio.

Advierte que para obtener los beneficios de este producto agrícola, hay que desinfectarlo con agua tibia, agua con gotitas de cloro o sanitizante de frutas y verduras. Esto se realiza antes de las preparaciones.

Y se aconseja en personas que prefieren vegetales con mayor cantidad de agua y/o que no refieren presencia de gases al consumirlas.

Por su parte, la zanahoria, explica el dietista, se caracteriza por tener un poco más de carbohidratos (7 en 100 gramos de esta hortaliza) “un aporte significativo de fibra, a más de los minerales: potasio, sodio, calcio, fósforo, hierro y zinc. En cuanto a las vitaminas están la A (retinol), C, E, niacina, complejo B, conteniendo alrededor de 53 calorías por cada 100 gramos consumidos crudos o con técnica de blanqueo”.

“Otra opción para aprovechar sus nutrientes y antioxidantes, es consumirlos encurtidas o fermentadas, así ayudamos a la microbiota aportando bacterias beneficiosas (simbiosis) y que nos previenen muchas enfermedades digestivas, virales o ciertas alergias”, concluye el nutricionista.