Un letrero en la entrada del camposanto advierte sobre la falta de tumbas. A quienes no tienen cómo enterrar a sus muertos los golpea la noticia.

El cementerio esta repleto

El cementerio municipal Ángel María Canals, cuya característica ha sido brindar un servicio prácticamente gratuito a los más necesitados, tiene sus bóvedas agotadas y solo unos cuantos nichos disponibles para menores de un año.

No tener ni dónde caerse muerto puede sonar duro y triste. Sin embargo esta expresión popular es muy invocada en estos días por familias sin recursos que buscan dar sepultura a sus difuntos, pero ni en la última morada que ofrece Guayaquil para los más pobres hoy encuentran un foso disponible.

El cementerio municipal Ángel María Canals, cuya característica ha sido brindar un servicio prácticamente gratuito a los más necesitados, tiene sus bóvedas agotadas y solo unos cuantos nichos disponibles para menores de un año.

Si algún féretro de adulto ingresa a este viejo camposanto ubicado en el sector del Batallón del Suburbio, es para ser inhumado en bóvedas ocupadas por otros restos.

“Ha sido costumbre aquí enterrar en una misma bóveda a uno o más miembros de una familia”, afirma Milton Fabara, administrador del lugar.

Sin embargo, la falta de recursos para enterrar a los finados en cementerios donde una bóveda promedio está por los $ 800, ha llevado a mucha gente de las zonas populares a ofrecer pequeñas sumas de dinero para inhumar a sus muertos en bóvedas de gente extraña.

“Vienen y dicen que se trata de un vecino cuya familia no tiene un centavo para darle sepultura, pero en realidad el que presta la bóveda está cobrando algo por el favor”, comentan los comerciantes del lugar.

Pedro Pablo Duart, titular de la Dirección de Acción Social y Educación del Municipio, anunció que ante la falta de criptas gestionará ante la Alcaldía la construcción de nuevos cuerpos de bóvedas en el recinto, abierto en 1966. “Mientras tanto, las familias que necesiten el servicio de inhumación pueden recurrir a las bóvedas del Cementerio de Pascuales”, sugirió.

A través de la Dirección de Obras Púbicas Municipales, 1.700 bóvedas y 818 nuevos nichos acaban de ser construidos en este camposanto ubicado en el extremo norte de la ciudad, los cuales darán atención en los próximos días, comentó Duart.

Todos los cementerios municipales brindan servicio de sepultura y exhumación, con bóvedas y nichos disponibles para la comunidad, especialmente para los habitantes de las zonas urbano populares y rurales del cantón.

¿Existe algún proyecto para mejorar o modernizar la infraestructura y los servicios del Ángel María Canals?

Duart indicó a EXPRESO que a través de varias direcciones municipales se realizan permanentemente trabajos de mantenimiento y reparación necesarios. “Estamos preparados —subrayó— para cualquier situación que se presente allí para que los servicios sean los más adecuados y eficientes”.

Gratuidad garantizada

Antes de la dolarización, el costo de una bóveda en el cementerio del Suburbio era de 6.000 sucres, los que, al convertirlos, resultan en $ 0,24, mientras que el pago de la sepultura en tierra se paga, como arriendo, $ 0,1 cada 3 años.

Se trata de costos simbólicos que no han variado desde el 2000. “Todos los servicios que brinda la Municipalidad de Guayaquil (en sus camposantos) son totalmente sustentables y su gratuidad está garantizada”, confirmó Pedro P. Duart, director de la DASE.