Celebremos a medicos

Mañana es el día nacional de estos dos profesionales. Los médicos, desde Hipócrates al presente, han dado grandes beneficios científicos, sociales y humanos. Responden a una demanda social. Siempre hay necesidad de ellos. A lo largo de la historia no solo han sido necesarios sino imprescindibles. Sin ellos la salud de la humanidad se deterioraría.

Contribuyen mucho a la investigación científica. Resuelven problemas de enfermedades que aquejan a la humanidad: cáncer, sida, etc. Aportan a la atención de epidemias, como viruela, tifoidea, cólera, tuberculosis, paludismo, dengue, chikungunya, etc., y hoy el sika. Sin los médicos, la vida y salud humana no serían posibles.

Todos recuerdan el rol que jugó Eugenio Espejo en el estudio de la viruela. La ciudad y el país valoran los aportes de importantes neumólogos, oncólogos, cardiólogos, patólogos, cirujanos, gastroenterólogos, oftalmólogos, ginecólogos, etc., que dieron lustre y prestigio a la práctica médica de Guayaquil y el Ecuador.

Mañana, en su día nacional, es necesario e importante que los ecuatorianos reconozcan su contribución a la salud del país. Sus profesionales trabajan algunas veces sin horarios fijos. Están en el Luis Vernaza, Solca, hospitales y diferentes clínicas de Guayaquil. Todos deben merecer el reconocimiento de la ciudadanía.

Mañana también es el día de los bibliotecarios. Hombres y mujeres que desde la de Alejandría, o la bibliotecas de Londres, Italia, Alemania, Washington, etc., son la principal fuente de apoyo y ayuda para la investigación, estudio, lectura y desarrollo profesional, cultural y científico, etc. Maestros, estudiantes, intelectuales, escritores y lectores dicen que sin los bibliotecarios los libros permanecerían en silencio y en tumbas frías. Ellos son la vía de acceso para que el libro vaya más allá de las estanterías. Colaboran con la difusión cultural-educativa básica de la formación ciudadana.

Los dos oficios y profesiones se conjugan y fusionan en el trabajo científico y cultural de Eugenio Espejo. Este médico fue nombrado en 1791 director de la primera biblioteca pública de Quito.

Ambas actividades merecen ser reconocidas y valoradas por todos. Aprovechamos estas celebraciones para rendir tributo y homenaje a la incansable labor y aporte de estos dos importantes sectores de profesionales de la ciudad y el país.