Controles. La presencia policial en sitios como las bahías es vital en esta época de gran movimiento. Los comerciantes piden que sean permanentes.

Los carteristas tienen sitios claves para actuar

La Bahía, el Mercado Central y de las Cuatro Manzanas, entre los preferidos. Aprovechan la aglomeración del comercio navideño.

Las alertas comienzan a encenderse en sectores como las bahías, la zona del Mercado Central y el mercado de las Cuatro Manzanas. Se acercan las fiestas de fin de año y con la enorme concurrencia de público crece la presencia de carteristas y otros ‘especialistas’ en apoderarse de lo ajeno.

La mayoría de la gente camina casi siempre descuidada, lo cual es propicio para quienes son expertos en abrir bolsos y llevarse billeteras sin que sus víctimas se den cuenta.

“A mi local viene mucha gente que pide un producto y cuando va a pagar se da cuenta que su dinero ha desaparecido”, cuenta Pilar Eras, dueña de uno de los 45 locales de la Asociación de Minoristas ‘26 de Agosto’, en las bahías.

Los carteristas se llevan dinero y celulares preferentemente y trabajan en grupos de 3, 4 y hasta 8. Son organizados y distribuyen funciones. Uno distrae a la víctima -con un abrigo, un periódico- otro recibe la cartera para quedar limpios.

La Policía no ubica sitios específicos donde se concentran con mayor incidencia en la ciudad. Sobre esto EXPRESO le consultó al subjefe de la Zona 8, Carlos Mera, quien alega que “no tienen un lugar fijo”.

Una respuesta igual la dio Juan Carlos Soria, de la subdirección de delitos contra la propiedad. Ambos solo mencionan que sucede en sitios de mayor aglomeración. Es decir, como las bahías y mercados; paraderos de buses concurridos -en las calles Benjamín Carrión, Tungurahua, Quito-; y en las estaciones y buses de la Metrovía.

En las bahías no es la única modalidad. Los llamados escaperos también pululan por locales y pasillos comerciales.

Maritza Cercado, dirigente de la Asociación de Comerciantes ‘4 de Diciembre’, relata que a diario los de su gremio son testigos de casos en los que un hampón sustrae dinero y teléfonos, e inmediatamente lo entregan a uno de sus cómplices y este huye tranquilamente.

“Cuando algún perjudicado se da cuenta y atrapa al que le metió la mano, este ya no tiene el objeto sustraído”, explica.

Para tratar de neutralizar los robos entran en acción en estos días los llamados ‘ojo seco’, empleados eventuales que ayudan a detectarlos. No es suficiente. Tampoco la presencia policial. “La policía viene un rato y luego se va. Cuando coge a algún ladrón es inútil porque como no le encuentran evidencias lo sueltan”, dice Cercado.

JAA, RGS

Una simple contravención

1. Por el valor

Dependerá del valor del objeto que se le encuentre a la persona implicada en un hurto para sancionar una prisión de 30 días (contravención).

2. Pena mayor

La pena por el delito de hurto es 6 meses a 2 años. Para esto, se analiza el costo o el valor del objeto robado. Por lo común, se aplica la pena mínima.

3. La asociación

Cuando se logra probar que hay una asociación ilícita para el carterismo y actúan entre dos o más, la pena es de 1 a 3 años. Máximo hasta 5.

Diversas modalidades de robo

Las pierneras, descuideros, arranchadores...

La cantidad de modalidades de robo y hurtos es enorme y se pone de manifiesto en esta época del año en sectores como las bahías. Además de carteristas, están las llamadas “pierneras”, mujeres que usan faldas largas y anchas bajo las cuales esconden la mercadería robada.

Los descuideros se destacan por aprovechar un pequeño descuido de quienes ponen fundas o paquetes en el piso, para llevárselos.

Quienes arranchan viven acechando especialmente a mujeres a quienes les quitan aretes que, literalmente, se los tragan para borrar cualquier evidencia. En casi todos los casos los hampones trabajan en grupos.

Carlos Mera: “Para penalizar este tipo de delito es necesario demostrar la asociación ilícita”

Para Carlos Mera Reinaldo, subjefe de la Zona 8, las estadísticas que tiene la Policía Nacional de víctimas del carterismo no determinan la existencia de posibles bandas.

En parte, esto se debe a que quien denuncia no especifica necesariamente la modalidad del robo y porque, como hurto, aunque la persona sea afectada de manera significativa, por la pérdida de sus documentos personales y tarjetas de crédito, lo cual implica un trámite posterior para recuperar su vigencia, prefiere no presentar la acusación.

Algo en lo que coinciden las personas que EXPRESO ha entrevistado. “A mí se me llevaron dos celulares, y más pierdo tiempo en denunciarlo, porque estoy seguro que no lo recuperaré nunca más”, dijo hace poco Renán Ibáñez, un usuario del servicio de buses del sector de la Alborada.

Esto es precisamente una debilidad en el sistema policial. “Si no se denuncia, no tenemos conocimiento de que esto esté sucediendo”, aclaró Mera.

“Existen dos formas de ejecutar seguridad en la comunidad. Por un lado, la parte preventiva, que moviliza personal en zonas donde se refleja mayor índice delincuencial; y la preventiva, que es la investigación que nace de una noticia criminal, de una denuncia”.

Mera menciona que tampoco resulta fácil sancionar a un carterista. “Como no usan armas, y cuando se los descubre en posesión de un celular o de una cartera, no existe un peso judicial para una sanción mayor. Entran y salen”.

Asegura que para lograr penalizar este tipo de delito es necesario demostrar una asociación ilícita. “Lo mejor es tratar de judicializarlos por un delito más grave. Para eso necesitamos que las personas den información. Es decir, que denuncien”.

RGS