Un barco que comandan el banano y camaron
Tienen un modelo de negocio tan distinto, pero un resultado final muy similar: son el sostén de la economía ecuatoriana de las últimas décadas. Son los dos productos que se mantienen como los más importantes en el segmento de los no petroleros.
Tienen un modelo de negocio tan distinto, pero un resultado final muy similar: son el sostén de la economía ecuatoriana de las últimas décadas. Son los dos productos que se mantienen como los más importantes en el segmento de los no petroleros.
Con sigatoka o con mancha blanca, con críticas oficiales por ser “materias primas” y sin estar en el eje de cambio de la llamada matriz productiva, en los últimos cinco años el banano y el camarón no solo han comandado el comercio exterior, además crecieron en volumen e ingresos.
Sin sobresaltos que los ponga en riesgo, hay factores claves que marcan a estas poderosas industrias que el año pasado representaron el 31 % de los ingresos totales del país por exportaciones y son planes de ceder terreno.
El guineo tiene algo que lo ha marcado desde el inicio en estos cien años que el país alimenta al mundo con sus más de 320 millones de cajas actuales: su calidad. Es más dulce y grande que cualquier otro que se produzca en el resto a América, de Asia o de Europa.
Las crisis de precios de los años 90 obligó a los bananeros a diversificar mercados. En esa búsqueda nacieron algunos, pero el más relevante: Rusia. Y después Turquía, Siria y otros países de Asia que no aparecen como compradores porque se abastecen de Ecuador a través de terceros. Rusia es quien más compra, más que Estados Unidos, Alemania o Italia.
Aunque se ha dicho por parte de algunos sectores exportadores que el país tiene un banano caro, la realidad es que no se queda fuera de mercado y que, cuando está en desventaja, logra ajustarse de las nuevas realidades de los compradores y consumidores del mundo.
El punto es que aunque se ha vaticinado su quiebra, lleva toda una historia de crecimiento, a pesar de que la mayoría de los productores son pequeños.
Sin embargo, al estar la mayor productividad en las grandes haciendas, hace que haya modelos desarrollados de producción adaptados a la medida.
Modelos que privilegian la buena distribución de los fertilizantes que ayudan a mejorar la nutrición de la planta, la recuperación de los suelos y un mejor desempeño en las fumigaciones aéreas.
La innovación, con sistemas propios como uso de bioles, y la creciente demanda de Apps para monitoreo, control y aplicación de fungicidas, fertilizantes o nematicidas hacen prever que al banano todavía le falta un camino fértil por donde recorrer.
La historia del camarón tiene en parte de su base un modelo que incluye la economía de escala. En muchos casos las mismas grandes empresas nacionales han montado sus negocios de comercialización, de su propio camarón, en los países compradores, en especial Estados Unidos. Y también han desarrollado plantas de alimento balanceado y producción genética. Las grandes tienen científicos propios, y algunos han emigrado para asesorar a empresas de Asia y América del Sur o Centroamérica.
En la acuicultura la tecnología marca el paso: cero antibióticos y una creciente tendencia al uso de probióticos, algas y otros tipos de alimentos; a la cosecha tecnificada que evita desperdicios y demanda menos tiempo; al material genético resistente; procesos innovadores de alimentación y uso de agua; esquemas de producción orgánicos con certificación incluida.
Entre los años 2013 y 2016 estos dos productos generaron 19.596 millones de dólares que se diseminan en todos los sectores del país generando miles de puestos de trabajo.
Su peso crece con el paso de los años
Entre enero y marzo del presente año las exportaciones de banano generaron 849,9 millones de dólares FOB (Puesto sobre muelle), el 27,8 % del total de las ventas no petroleras del Ecuador.
Por sí sola la cifra dice ya de la importancia que tiene para la economía local, pero hay que tomar en cuenta otros datos para descubrir cuán relevante ha sido su crecimiento. En el 2013 fueron el 21,8 % para dar un salto más alto entre el 2015 y el 2017, de acuerdo las estadísticas del Banco Central. Esto, pese a que el año pasado el Gobierno redujo el precio oficial, lo que influye en las cuentas, ya que el Central toma como referencia la tabla del Ministerio.
Ni se duerme ni se lo lleva la corriente
Mientras el mundo acuícola se debatía en cómo controlar el síndrome de mortalidad temprana, Ecuador hacía alarde no solo de un camarón sano sino de calidad.
Mientras las piscinas intensivas (que siembran más camarones por hectárea) asiáticas mermaban su producción con bajos niveles de supervivencia, del 2013 al 2016, el camarón ecuatoriano se acercaba más a las cifras de exportación del banano.
Hace cinco años este rubro significaba apenas el 16,8 % del total de las exportaciones no petroleras. En el 2014 los 2.513 millones de dólares generados representaron el 20,2 % y el año pasado el 22,8 %, con una marcada tendencia al crecimiento.