En México, 1 de cada 4 adolescentes está en riesgo de padecer depresión alguna vez en su vida, o ya ha pasado por trastornos psicológicos debido al consumo de sustancias psicoativas, según estudios de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

En el caso de Ecuador, entre 1990 y 2017 la tasa de casos en adolescentes, de entre 10 y 14 años, aumentó en el 380%, según información que maneja el Ministerio de Salud Pública (MSP). Durante el mismo período, se elevaron en 36% las muertes de adolescentes de entre 15 y 19 años por esta causa.

En términos generales, de acuerdo con el nuevo informe que este año publicó la Organización Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS), ‘La carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas 2018’, los problemas de salud mental producen más de un tercio de la discapacidad total en las Américas y los países destinan solo el 2 por ciento del presupuesto de salud a la prevención y el tratamiento de estos trastornos.

En este documento, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia son los cinco primeros países en la tabla clasificatoria de la discapacidad por depresión.

En el caso de México, la coordinadora de los Centros de Formación y Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología, Silvia Morales Chainé, asegura que una de cada cinco personas tarda entre 4 y 20 años en tomar una terapia para atender algún padecimiento mental, lo cual determina que se considere a la depresión en un problema serio de salud en México y en el mundo.

El MSP registra a nivel nacional una tasa de 8,4 casos por cada 100.000 habitantes. Sobre los adolescentes de 10 y 14 años, el incremento anual en la tasa de casos es de 6,7% en hombres y de 3,3% en mujeres.

En niños y adolescentes se observan problemas de actitud, enojo y ansiedad como indicadores de depresión; esto no significa que sean perezosos, sino que requieren atención profesional para recuperarse, puntualizó.

Los pensamientos sobre la falta de valor pueden mejorar con apoyo farmacológico y social. “No se trata de un problema de actitud, sino de un trastorno que requiere ayuda profesional”, concluyó la especialista mexicana Silvia Morales Chainé.