En el Centro Histórico, el paisaje límpido duró poco. Así lo afirman comerciantes y vecinos de este emblemático sector, que la semana pasada cumplió 45 años de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Primero fueron los cables de la televisión pagada, luego los del internet. El caso es que, de a poco, la labor de soterramiento fue desapareciendo.

“Cuando sacaron los cables de la luz, quedó muy bonito, pero hoy en día un local debe tener internet o la gente no va, y esos cables van en el aire”, afirma Nelly Robles, propietaria de un restaurante en la calle Mejía.

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Según la Empresa Eléctrica de Quito (EEQ), entre 2012 y 2020 se invirtieron al menos $ 70 millones en soterramiento en el Centro Histórico, La Ronda, La Loma Grande, San Blas y San Roque.

Para ello, la entidad incluso adquirió microtuneladoras con el fin de brindar mayor precisión en el trazado, seguridad del suministro y mínimo impacto a la superficie.

Este proceso, no obstante, fue parte de un proyecto realizado a manera discrecional por la entidad, en conjunto con otras dependencias municipales.

Hoy en día, el soterramiento ya no es opcional para nadie, ni empresas públicas ni privadas.

Esto tras que, hace un año, la Comisión de Conectividad aprobara la ordenanza 042. La normativa establece el soterramiento como parte de la regulación territorial, lo que obliga a las entidades a soterrar 75 kilómetros de cables al año, y a las nuevas construcciones a soterrar los cables de toda la cuadra donde se instalan.

La normativa, señaló el alcalde Pabel Muñoz, es lo que obliga a las compañías que ofrecen servicios de TV cable o internet a alquilar los ductos de las entidades para llevar a cabo la obra.

“Si no quitan los cables o no nos ponemos de acuerdo, los corto...La ciudad ya invirtió en el soterramiento, en el centro ya se hizo soterramiento de cables”, señaló el burgomaestre.

Pero no es tan sencillo. Para las empresas involucradas, poder llevar a cabo el soterramiento requiere una fuerte inversión.

Telconet, indicó Muñoz, ha señalado que la falta de soterramiento en el Centro Histórico se debe a que no han podido concretar el alquiler de los polígonos para ello con la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT). EXPRESO solicitó una entrevista con la compañía, pero esta no se concretó hasta el cierre de esta edición.

Por su lado, CNT indicó a este Diario que al momento mantienen convenios activos para el uso de su infraestructura con las operadoras Conecel, Otecel, Nedetel y Telconet.

La entidad añadió que pese a que soterran un promedio de 4.000 kilómetros de cables anualmente (a nivel nacional) el soterramiento se ve complicado por “demoras en los permisos de construcción, construcciones no reguladas que afectan la canalización, vandalismo de los ductos y costos elevados para el despliegue de las redes soterradas”. La inversión anual en esta labor es de $ 200.000.

Por lo pronto, lo más probable es que los ‘tallarines’ tarden hasta cinco años en soterrarse, como lo explicó Carlos Bastidas, supervisor de Proyectos Especiales de la Empresa Eléctrica de Quito (EEQ). “No es cuestión de abrir todas las calles. Se debe hacer un trabajo planificado”.

Para ello, el alcalde afirmó que se buscarán alianzas público-privadas que ayuden a aminorar el costo para la ciudad.

Este año, el Cabildo planifica soterrar los cables en las avenidas Río Coca, 6 de Diciembre, y un sector de La Mariscal.

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