Quito

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En los alrededores de la Universidad Central la música empieza desde las 09:00.Karina Defas

Ruido ensordecedor en Quito: cinco zonas afectadas

La ciudad cuenta con apenas tres estaciones para medir los niveles de ruido.  La Paz, Universidad Central, Cumbayá son afectados por la bulla

Caminar por las calles de Quito puede ser una experiencia desafiante. El ruido constante de los motores, las bocinas y la música a todo volumen puede ser ensordecedor y agotador.

Salir de casa para llegar a tiempo a cualquier destino en Quito puede tomar hasta una hora. Dentro de los buses o taxis, el audio o la música utilizada para ‘ambientar el transporte’ es incómodo.

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Carolina Cisneros llega exhausta luego de su viaje de la universidad a la casa, porque el ruido la intranquiliza y aguantarlo por más de 20 minutos la agota.

Es estudiante de Comunicación en la Universidad Salesiana y considera que el paisaje sonoro es caótico en la ciudad y dentro del transporte público. “No se toma en cuenta el bienestar emocional o físico del pasajero o pasajera. Yo sufro de migrañas y es imposible pedir a todos los conductores que bajen el volumen. Este panorama es de verdad molestoso, creo que se debe regular”, señala.

Pero la contaminación acústica se propaga en toda la ciudad. En un recorrido que realizó EXPRESO, constató que no es el único caso. En sectores como la Universidad Central, La Paz, La Marín, San Blas y Cumbayá el ruido es abrumador.

En los alrededores de la Universidad Central, el ambiente es similar. Aquí la música, el sonido del claxon, los gritos de los estudiantes y el ambiente de fiesta se han tomado la zona.

Sabrina González tiene una floristería en la calle Versalles, a una cuadra de los bares que se encuentran en el sector de la Universidad Central. Para conversar con sus clientes debe alzar la voz, a veces no escucha y tiene que repetir las frases. 

Dice que el ruido es constante y se agudiza desde el jueves hasta el sábado, cuando se activan los bares. “La música que se emite desde los parlantes es una mezcla de reguetón, salsa, cumbia, y a esto se suma la bulla que hacen los estudiantes que se ubican sobre las aceras para ingerir bebidas alcohólicas”.

El ruido afecta la atención del cliente. Con respecto a los bares, la bulla es todo el día. No hay control tampoco en los buses, que pitan a toda hora y hasta se pelean.

Sabrina González, comerciante 

Por el sector, varios de los departamentos están en venta o en arriendo. Los vecinos dicen que ya no aguantan el ruido.

Aldair Quillupangui, propietario de un local comercial, menciona que por múltiples ocasiones ha llamado al 911, a la policía, para que desaloje a los jóvenes, pero no ha obtenido respuesta. “Los estudiantes hacen pista de baile sobre las aceras desde el jueves y ahuyentan a los clientes”.

En la ciudad nadie se hace cargo del ruido, tampoco hay controles para que los jóvenes dejen de consumir bebidas alcohólicas en las veredas del sector.

Aldair Quillupangui, propietario de un local comercial

La contaminación auditiva es un problema grave en Quito. Según la Secretaría de Ambiente, los niveles de ruido en algunos barrios de la ciudad superan los 55 decibeles durante el día y los 44 durante la noche.

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En este sector, donde en su mayoría hay establecimientos de salud, las farmacias utilizan parlantes.Gustavo Guamán

Valeria Díaz, coordinadora de la Unidad de Investigación de la Secretaría de Ambiente, menciona que hay varias fuentes de contaminación auditiva en Quito. La principal corresponde al tráfico vehicular: el ruido de los motores, las bocinas y los frenos son las principales fuentes de contaminación auditiva en la urbe.

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Ximena Benavides, directora de Regularización y Control Ambiental, explica que el cambio de la dinámica territorial por pandemia ha hecho que los bares y la zona rosa se desconcentren. Esto ocasionó que todos los círculos de diversiones se dispersen. “Ahora encontramos centros de diversión en La Paz, Pradera, Cumbayá y en otros lugares, lo que ha ocasionado que la ciudadanía se vea vulnerable a estos ruidos por alguna situación”, detalla.

Sin embargo, estos establecimientos deben cumplir con normas de insonorización, que consiste en evitar que los ruidos salgan de los bares.

Con base en la Norma Técnica 003, las sanciones se clasifican en leves, graves y muy graves. Para el primer caso, la sanción es dos salarios básicos, mientras que para la segunda es cuatro sueldos mínimos, y para la tercera ocho.

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Sonómetro. Permite analizar la afectación del ruido al ambienteHenry Lapo

En 2020, la Agencia Metropolitana de Control emitió 10 sanciones por ruido, en 2021 cuatro, en 2022 diez y en 2023 tres. Se aplicaron en la administración zonal Eugenio Espejo, Los Chillos e incluso en Guayllabamba.

Los altos niveles de ruido pueden tener un impacto negativo en la salud y el bienestar de las personas.

Para el médico Sebastián Maldonado, la contaminación auditiva puede causar problemas de audición, estrés, ansiedad y trastornos del sueño. También puede afectar la calidad de vida de las personas, dificultar la concentración, la comunicación y el disfrute de la ciudad.

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