
Revivir la avenida 10 de Agosto de Quito, una tarea urgente
Proponen construir departamentos para estudiantes en predios estatales abandonados. Se necesita inversión privada.
Durante décadas, la avenida 10 de Agosto fue una de las arterias más vivas de Quito. Su trazo conectaba el Centro Histórico con el norte de la ciudad, y a lo largo de sus veredas nacieron locales comerciales, oficinas, viviendas, instituciones educativas y un tránsito constante.
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Hoy, sin embargo, recorre un panorama de abandono. Muchos de sus tramos lucen edificios deteriorados, locales cerrados y una sucesión de letreros de “se vende” o “se arrienda”, que reflejan la desinversión y el despoblamiento progresivo.
Para revertir esta situación, expertos y autoridades proponen un conjunto de estrategias. El urbanista Jacobo Herdoiza identifica tres líneas de acción esenciales. La primera es una reforma normativa que facilite el acceso a la vivienda en esta zona céntrica. “Se necesita bajar los costos de construcción y estimular la creación de espacios de arriendo para los sectores de renta media y media baja. La ubicación es estratégica, pero hoy la oferta inmobiliaria es inexistente”, comenta.
La segunda estrategia apunta al espacio público. Según Herdoiza, la presencia del Trolebús, con su carril exclusivo, cortó la conexión entre el este y el oeste de la ciudad, lo que afectó la dinámica urbana desde hace más de 25 años. “Una intervención fuerte debe centrarse en el tramo que va desde el puente del Guambra hasta el antiguo aeropuerto, con un enfoque peatonal que devuelva la vida a las calles”, sugiere.
El tercer eje consiste en reactivar los lotes públicos. Varios edificios estatales, antes ocupados por ministerios y ahora desocupados tras el traslado a plataformas gubernamentales, podrían reconvertirse en departamentos o estudios pequeños para estudiantes y jóvenes emprendedores. “Su cercanía con universidades puede ser un atractivo clave, siempre que se active mediante alianzas público-privadas”, apunta Herdoiza.
Herdoiza es crítico respecto al papel del Municipio. “No basta con anuncios. Sin normativa adecuada, estímulos fiscales ni obras públicas contundentes, la avenida no podrá convertirse en un destino competitivo en el mercado inmobiliario. Si se ampliara la estrategia de senderos seguros a la 10 de Agosto, podría atenuarse el temor a la inseguridad y propiciar la repoblación”.
Plan de intervención urbana
Actualmente, el Municipio de Quito ha anunciado una intervención urbana en la 10 de Agosto, con la promesa de devolverle el protagonismo peatonal. En una primera etapa, se intervendrá el tramo entre la calle Santa Prisca (La Alameda) y la avenida Tarqui. Allí se construirán más de 15.000 m² de espacio público renovado, con una inversión de $1,5 millones. Se contemplan aceras más amplias, plataformas que integran distintos modos de movilidad, arborización intensiva y nueva iluminación.

José Morales, secretario de Hábitat y Territorio, señala que el Municipio también ha trabajado en el marco normativo, mediante el Plan de Uso y Gestión de Suelo (PUGS), que permite construir edificaciones de mayor altura en sectores como la 10 de Agosto. “También se han hecho ajustes a normas técnicas que promueven el reciclaje de edificios y descuentos en concesión de derechos. Queremos facilitar la inversión privada, y vemos alto interés en sectores como Consejo Provincial, La Mariscal y El Ejido”, afirma.
Morales destaca que esta zona cuenta con todos los atributos de una ciudad de cercanías: transporte público, universidades, centros de salud y servicios básicos a corta distancia. “Es uno de los mejores sectores que tiene Quito. Tenemos que aprovecharlo para que vuelva a ser un polo de atracción residencial y comercial”, indica.

Pero no todos los especialistas coinciden en que el espacio público sea la clave. Lenin Lara, catedrático de la UIDE y experto en tecnologías arquitectónicas, considera que el verdadero desafío es motivar al usuario.
“Mejorar las veredas y poner árboles está bien, pero son detalles alegóricos. El problema sustancial es que no hay usuarios ni inversionistas”, dice. Según Lara, el Municipio debería generar políticas que incentiven directamente la ocupación de la zona, como reducción de impuestos para constructores o acuerdos con bancos para créditos hipotecarios a largo plazo.
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