
Los pasos inferiores, una solución al caos vial de Cumbayá
Varios proyectos buscan aliviar y mejorar la movilidad en Cumbayá
Moverse por las congestionadas calles de Cumbayá, una de las parroquias de mayor crecimiento en el valle de Quito, se ha convertido en un desafío cotidiano que pone a prueba la paciencia de sus habitantes. Lo que antes era un trayecto sencillo, como ir del redondel de Lumbisí al parque central, ahora puede tomar hasta una hora, mientras que dirigirse al norte en horas pico es un reto aún mayor.
Este panorama refleja el acelerado desarrollo urbano de Cumbayá, donde residen cerca de 40.000 personas y circulan más de 100.000 vehículos diariamente. Durante años, los habitantes han solicitado mejoras en la infraestructura vial para mitigar el tráfico, pero las soluciones parecen avanzar a un ritmo mucho más lento que el crecimiento de la parroquia.
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Uno de los principales problemas radica en la falta de conexión eficiente entre el sur y el norte de Cumbayá. Aunque dos vías longitudinales principales -la Avenida Interoceánica y la Ruta Viva- atraviesan la parroquia, las conexiones transversales entre estas zonas son insuficientes.
En el norte, el tráfico en la avenida Interoceánica es particularmente intenso, y solo existen dos cruces transversales significativos: el redondel de las Bañistas y Los Tótems. Esto no solo genera congestionamiento vehicular, sino también dificulta el paso seguro de peatones, quienes enfrentan riesgos al cruzar esta vía.
La topografía y la infraestructura en el norte de Cumbayá también contribuyen a la problemática. Los accidentes geográficos y los equipamientos existentes limitan la permeabilidad vial, y el tráfico generado en esta área, sumado al flujo vehicular desde la vía a Nayón, termina congestionando puntos críticos como el parque central de Cumbayá y el redondel de las Bañistas.
En momentos de alta congestión, mantenimientos viales o emergencias, acceder al norte se convierte en un verdadero dolor de cabeza.
Estudio de movilidad
En octubre de 2024, un esfuerzo conjunto entre la empresa privada y la academia como el Colegio Menor y la Universidad San Francisco resultó en un estudio de movilidad que presentó 37 propuestas concretas al Cabildo. Aunque las autoridades se comprometieron a analizarlas, muchas de ellas siguen en proceso de revisión, y su ejecución depende de asignaciones presupuestarias claras.
Sebastián Montúfar, uno de los especialistas responsables del estudio, enfatiza que la prioridad debe ser conectar eficientemente el norte y el sur de la parroquia. Sin embargo, advierte que esta solución integral requiere previamente implementar medidas específicas en ambas zonas para mejorar la permeabilidad vial y establecer pares viales que diversifiquen las rutas disponibles.
Entre las propuestas más destacadas se encuentra la construcción de un paso inferior en el sector de El Cebollar, diseñado para separar el tráfico longitudinal de la Interoceánica del flujo transversal. Este proyecto, ya aceptado por la Secretaría de Movilidad y valorado en aproximadamente 4 millones de dólares, aliviaría uno de los puntos más críticos de la parroquia.
Sin embargo, Montúfar advierte que el verdadero desafío no es el costo, sino la priorización del proyecto en la agenda municipal. “El Municipio debe destinar los recursos necesarios y agilizar su ejecución. Aunque se habla de 2026 como fecha tentativa, el crecimiento poblacional de la parroquia y de los valles aledaños no nos da tanto tiempo”, afirmó.
Construcción de pasos inferiores
Otras iniciativas incluyen la construcción de pasos inferiores en el redondel del Auqui Chico y la intersección de Los Tótems. Estas infraestructuras buscan dividir el tráfico de paso del tráfico interno, mejorando los niveles de servicio vial. Además, se planea colocar redondeles sobre estos pasos inferiores para distribuir mejor los giros y pacificar el flujo vehicular.

Pedro Tapia, presidente del GAD de Cumbayá, asegura que estas obras reducirían la presión sobre puntos conflictivos como la avenida Pampite, Pillagua y el redondel del Paseo San Francisco. “Con estas mejoras, los conductores que se dirigen al norte o al sur de Cumbayá ya no necesitarán atravesar el centro de la parroquia, disminuyendo el tráfico en zonas críticas”, explicó.
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Por su parte, Pablo Ante, coordinador de la Maestría de Transporte de la UIDE, alerta sobre el riesgo de colapso de la Ruta Viva en un plazo de cinco a seis años si no se adoptan medidas inmediatas. “Las conexiones transversales entre el centro, el norte y el sur de Cumbayá son imprescindibles. No podemos esperar a que las arterias principales colapsen para actuar”, advirtió.
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