La delincuencia no tiene límites y la osadía con que operan algunos deja al descubierto una nueva modalidad de robo, donde los antisociales usan uniformes de colegios o unidades educativas de zonas donde operarán, para atracar a los estudiantes de años superiores.

Este modo de operar se develó en el barrio Mena Dos, sur de Quito. Nadia Barberán, moradora y madre de uno de los estudiantes que asiste al colegio réplica 24 de Mayo, ubicado en las calles Cristóbal de Palacios y Río Conuris, cuenta que hace seis meses que inició el año escolar, esta novedad surgió entre los padres de familia, quienes se organizan en brigadas especiales para cuidar a los jóvenes.

Según la mujer, esta modalidad de robo consiste en portar el mismo uniforme de la entidad educativa en la que atracarán o de alguna otra de las seis que se ubican en la Mena Dos, para luego mezclarse con los muchachos y arranchar los celulares de aquellos que estén descuidados.

“Esto también hemos escuchado en el colegio Icaza Bustamante. Las mujercitas suelen ser las más afectadas. Generalmente las cogen en el trayecto al colegio, en las calles solitarias. Aunque hubo un rumor de que habían ingresado a un aula del 24 de Mayo. Lo que pedimos es más presencia policial, no solo una visita de 10 minutos”.

Vladimir Escobar no reside en el barrio, pero da cuenta de la inseguridad que reina en el sector, por eso, cada tarde, llega hasta este establecimiento educativo para retirar a sus hijos. El mismo rumor que llegó a oídos de Barberán, también lo recibió.

Pero dejarse vencer por la ola delictiva no es una opción para los habitantes de este populoso barrio del sur. Así lo afirma Carlos Espinosa, coordinador del comité de Seguridad, formado hace ocho años para protegerse entre vecinos.

A partir de los reportes diarios que realiza la comunidad, a través de un chat, Espinosa revela que en siete días se generan cinco robos, más que nada de celulares o cosas menores, por los llamados “bolsiqueadores”.

De acuerdo a sus registros, los estudiantes y personas que trabajan en la madrugada o noche son los más afectados. También cuenta con estadísticas que permiten notar que en 15 días, en promedio, se reporta un robo a domicilio y en una semana, al menos un robo de vehículos.

Para impedir el avance de este malestar ciudadano, el coordinador menciona que como barrio se organizaron en brigadas especiales conformadas por 40 personas, quienes realizan rondas nocturnas, por las calles principales del barrio, así como en los cinco puntos calientes, donde los delincuentes y consumidores de sustancias se concentran.

“Nos armamos de valor y también de palos, cadenas, tubos y cualquier cosa que podamos encontrar. Para hacer limpieza en las quebradas, que son las más críticas, ingresamos con apoyo de la Policía. Siempre estamos alerta de las novedades que se reportan”, agrega.

Otra de las actividades que implementaron estos moradores es la creación de brigadas especiales, quienes hacen vigilancia en las paradas de buses de las calles principales y secundarias para garantizar la circulación segura de universitarios y trabajadores que llegan a sus domicilios a altas horas de la noche.

“Nos organizamos con lo que podemos y tenemos, pero sí nos hace falta apoyo de las autoridades para colocar alarmas comunitarias, sirenas, cámaras de videovigilancia y sobre todo necesitamos más presencia policial”.

EXPRESO se contactó con el Distrito Eloy Alfaro para obtener una versión. Hasta el cierre de la edición no hubo un pronunciamiento. Desde el Control de Mando del DMQ se informó que en dicha jurisdicción, el índice de robos asciende a 159, en lo que va de 2023. Es decir, en el mismo período, el año pasado hubo 221 delitos similares.