A más de la historia, tradición y cultura que alberga el barrio La Floresta, centro-norte de Quito, también se devela su otra faceta: una insegura que impide que los habitantes, comerciantes y visitantes convivan armoniosamente con ella.

En la edición del pasado domingo 30 de octubre, EXPRESO ya se refirió a esta realidad y citó testimonios, datos estadísticos, así como el relato de una parte del escenario evidenciado durante un recorrido.

A la luz de esta situación, la Policía Nacional y el Municipio de Quito, en conjunto con la comunidad, emprendieron un plan piloto para frenar el avance de la ola delictiva, recuperar la paz que tanto anhelan los ciudadanos y de paso convertirse en un referente para otros barrios capitalinos que también se han visto empañados por la inseguridad que enfrenta el país.

Hasta el 4 de noviembre de este año, solo en este lugar ya se contabilizaron 171 eventos delictivos (entre ellos, 68 fueron por robo a personas, 60 por sustracción de accesorios de vehículos y 18 corresponden al atraco de entidades económicas). En relación al 2021, solo en el primer indicador hubo un incremento de 21 puntos. En el segundo se descendió siete y en el tercero se subió seis.

Carlos Alberto Rubio, jefe del circuito La Mariscal, reveló estas estadísticas oficiales. Además enfatizó en que la organización barrial y el trabajo articulado con entidades afines son la base para conseguir la paz que tanto se anhela.

El pasado jueves 10 de noviembre, La Floresta se hizo eco de ello. Y posesionó, en una asamblea comunitaria, al nuevo Comité de Seguridad del barrio. Esto tuvo lugar en un evento público llevado a cabo en uno de los auditorios de la Universidad Católica y contó con el respaldo de las autoridades del Cabildo y de la Policía.

Eduardo Jarrín, experto en seguridad, habitante de la zona y vocal de este equipo, comentó que el siguiente paso que darán es la definición de los lineamientos del plan de seguridad con el que contraatacarán la situación actual. En este proyecto se abordarán varias aristas, entre ellas el correcto uso del espacio público, el buen estado de las vías y el impulso económico y cultural para los negocios.

“Es importante que identifiquemos los puntos neurálgicos de la delincuencia. Con eso se crearán efectos disuasivos para los antisociales. Estamos organizados con un método de respuesta comunitaria, para crear paz y convertirnos en un barrio modelo en seguridad. Nada será improvisado, sino que se actuará sobre procesos ya aplicados en otras ciudades y países que han enfrentado una realidad parecida”.

El jefe del circuito La Mariscal indicó que ya se ha georreferenciado los sitios denominados “calientes”, es decir, aquellos espacios donde se reportan más problemas.

El redondel de La Floresta es uno de estos puntos. Las calles Madrid, Guipúzcoa, Valladolid y otras son focos de robo de accesorios. En la avenida La Coruña el conflicto mayor son los atracos con cuchillo a las personas que circulan, principalmente con celulares en la mano.

“Los delitos se cometen más al mediodía y en la noche. También tenemos focos de venta y consumo de estupefacientes, pero seguimos trabajando articuladamente, apoyando a la comunidad con los patrullajes permanentes que realizamos, así como con el desarrollo de asambleas”.

Como parte del proceso de recuperación de este barrio, también se incluye la reconstrucción de la solidaridad entre vecinos, el acercamiento y reconocimiento y más que nada garantizar el respeto por el ser humano y la vida misma.

Así lo expuso Fernando Guerrero, presidente del comité recién formado. “Nosotros daremos soluciones al drama humano que vivimos. Seguiremos haciendo un trabajo de calle, visitando casa por casa, local por local, para generar la unión que necesitamos e identificar los problemas que hay”.