Se trata de un escenario cotidiano: alguien estornuda o recibe el vuelto de su pasaje o se limpia la nariz, y luego empuja el torno para ingresar o salir de las estaciones y paradas del transporte público capitalino.

Las bacterias que quedan en los tornos del Trolebús y la Ecovía fueron los sujetos de estudio de un proyecto realizado por investigadores de las universidades Central del Ecuador, de las Américas (UDLA) y Técnica del Norte, cuyo objetivo es construir el ‘Proyecto Microbioma del Ecuador’.

(También puede interesarle leer: Pico y Placa: Una hora menos no aplaca los conflictos de seguridad y movilidad)

¿De qué se trata? Pablo Castillejo, PhD en Biología Molecular, explicó que este busca determinar cuáles son las bacterias y virus que circulan en nuestro microbioma local para, conforme a ello, ayudar al desarrollo de las políticas de salud pública.

Y si bien estudios como el realizado en 2020 por el Centro de Investigación en Salud Poblacional de México establecen que el riesgo de contagio ambiental de enfermedades respiratorias aumenta un 54 % en el transporte público, este análisis se enfocó en determinar cuáles eran las bacterias resistentes a los antibióticos que vivían en el sistema de movilidad.

Para ello, entre septiembre y diciembre del año pasado los analistas se dedicaron a recolectar muestras en paradas y estaciones de toda la ciudad.

“La idea era tomar, con cotonetes, muestras de ADN ambiental, hacer una PCR, igual que con la covid, para determinar qué bacterias encontrábamos”, indicó Castillejo, quien agregó que la idea no era determinar si había o no peligro en el transporte público capitalino, sino descubrir las resistencias antibióticas de los quiteños. El sistema de movilidad fue elegido por su gran afluencia. En otros países, estudios de este tipo se han llevado a cabo en hospitales y centros educativos.

“No encontramos nada fuera de lo normal, pero sí muchas resistencias antibióticas, entre ellas una (blaOXA-181) que es la primera vez que se detecta a nivel ambiental. Hallamos sobre todo mucha resistencia a los betalactámicos, es decir bacterias que se defienden de antibióticos derivados de la penicilina”, precisó.

Los resultados, explicó, serán útiles para que los hospitales puedan definir antibióticos alternos para tratar a la población.

Alfonso Molina, investigador de la Universidad Central del Ecuador (UCE), añadió que este estudio, inédito en el país, también permite al sistema de transporte municipal confirmar si sus protocolos de desinfección funcionan adecuadamente.

“El estudio presenta información inédita sobre las bacterias que habitan el ambiente urbano del sistema de transporte de Quito. Las bacterias acompañan al ser humano en los espacios cotidianos y cada ciudad del mundo tiene una huella particular de microorganismos. La gran mayoría de ellos son inofensivos, pero con esto Quito pasa a ser parte del grupo de ciudades capaces de monitorear sus sistemas de transporte”, aclaró.

(Puede ser un tema de su interés: La matriculación para placas 3 y 4 se inicia en Quito)

Entre los hallazgos del estudio, también se verificó la existencia de ‘patógenos oportunísticos’, que sumados a las bacterias resistentes podrían ser nocivos a futuro.

“Esta detección es otro paso hacia adelante, pues permitirá que estos resultados se tomen en cuenta a futuro en los planes sanitarios del sistema de transporte”, indicó.

El estudio es tan solo la primera fase de esta extensa investigación conjunta. En los próximos años, los investigadores académicos medirán otros parámetros, como virus, genes víricos y el resto de resistencias antibióticas presentes en el ambiente.