Editoriales

Incertidumbre

"Las autoridades están obligadas a escuchar la voz de los ciudadanos y no únicamente sus caprichosas ocurrencias"

No requiere mayor reflexión el aceptar que a los funcionarios públicos no se le pueden exigir certezas pero si líneas generales de por dónde se van a conducir los destinos de un determinado conglomerado. Se presume que están superados los tiempos de “la regalada gana”. Sin negar lo señalado, es imperativo que aquellos a quienes se ha confiado la conducción de la República, mantengan claramente informada a la opinión nacional para que esta no fundamente sus apreciaciones en rumores o criterios subjetivos sino en información oficial.

Hay algunas cosas que están claras en el Ecuador de nuestros días y al respecto no cabe mantener incertidumbres. Por ejemplo, en relación a la pandemia que cursa vinculada con una severa crisis económica, es imprescindible mantener un constante diálogo con los sectores productivos para tratar de conseguir el necesario equilibrio entre el cuidado a la salud sin menoscabo del trabajo productivo. Al respecto, ahora se dan ambigüedades y contradicciones flagrantes. Solo ante la posibilidad de un rebrote de COVID-19 parecería que se van a tomar medidas concertadas que, sin poner en riesgo a los ciudadanos, por el contrario, protegiéndoles y educándolos en ese propósito, no continúen afectando una raquítica economía, a medias sustentada con endeudamiento.