Exigir, exigir y exigir
No equipar debidamente al único escudo que tiene el ciudadano frente a la delincuencia común y el crimen organizado también es corrupción.
Todos los días matan a una persona en Guayaquil. Un baleado, un incinerado, una cabeza abandonada en medio de la calle; al día siguiente una pierna y al otro, la otra pierna. El panorama es simplemente angustiante. A muchos impactó el asesinato de un reconocido dirigente barrial de Los Ceibos, pero no es el primero ni lamentablemente será el último de la lista de muertes violentas.
Y es en estas circunstancias cuando el ciudadano vuelve a cuestionarse por la labor de inteligencia de la Policía Nacional. Está más que clara su complicada situación: poco personal, escasez de insumos, bajos recursos para capacitación y salarios, y más. No equipar debidamente al único escudo que tiene el ciudadano frente a la delincuencia común y el crimen organizado también es corrupción. Dejar en indefensión a la sociedad es inhumano. Los ciudadanos no pueden contagiarse de esa indolencia que, al parecer, ya hizo metástasis en la clase política y en quienes recae la toma de decisiones en las ciudades y el país entero.
Exigir, exigir y exigir. Es la respuesta que le queda al ciudadano. Demandar una reacción efectiva de sus gobernantes es su derecho. Sin embargo, hay otra respuesta eficaz: el voto, par castigar en las urnas a quienes teniendo el poder para responder a esos problemas, no lo hicieron.