Editorial: Derrota ante las mafias
El presidente parece impávido y maniatado por las mafias que desangran al país por la corrupción, la criminalidad y la violencia extrema.
El Gobierno central le debe una explicación al pueblo ecuatoriano del porqué no ha podido derrotar a las mafias que tienen secuestrado al país bajo olas de criminalidad y violencia nunca antes vistas. El presidente tiene que responder por qué no ha sido capaz de combatir estos males con la fuerza y contundencia que se debería aplicar en estos casos, ya que lo que está en juego es la paz ciudadana, su supervivencia.
La derrota es total por la ceguera política de los gobernantes, por la falta de planes integrales y por la desunión de los cuerpos de seguridad del Estado, infiltrados por la corrupción y el narcotráfico, pero también por el maltrato que se da a los uniformados. Sin embargo el presidente de la República parece impávido, maniatado; no atina a dar las directrices correctas ni a obtener la asistencia internacional que permita recuperar las libertades humanas y los derechos a una vida digna, a atención sanitaria y a educación, indispensables para el desarrollo del pueblo.
Las redes de corrupción, en todas las áreas, desde la sanitaria hasta la petrolera, continúan fortalecidas por la inacción de un gobierno, ya con fecha de caducidad muy cercana, que se niega a salir de su zona de confort, pese al repudio ciudadano.
Señor presidente, no pase a la historia en esas condiciones. Que haya un legado memorable.