Ciudadanos sin eco

Las quejas de los guayaquileños son tan inabarcables como inalcanzables son sus concejales. Nadie responde ante las quejas de los vecinos, nadie da cuenta de en qué se gastan los recursos públicos que no van a mejorar la ciudad.

Les calientan la oreja y el bolsillo cuando están en campaña, pero después no son nadie. Los ciudadanos son ignorados. Sus necesidades y sus quejas no encuentran un canal de transmisión a las autoridades que se centran en sus asuntos particulares o partidistas. Sin disimulo. En Guayaquil, no se sabe si hay concejales o fotos de concejales.

Ni se pronuncian ni responden. Toman decisiones en función de nadie sabe qué criterio, pero desatienden las urgencias de sus votantes. Algunos, incluso, desdeñan hasta los sectores que les erigieron para el cargo.

El silencio es su respuesta para todo cuando se trata de atender a la ciudadanía. No ante la voz de mando.

Falta agua, faltan parques, falta seguridad, faltan cuidados a las zonas infantiles, a las veredas y a las vías, falta limpieza, falta reactivación, faltan permisos... Las quejas son inabarcables como los mismos concejales de Guayaquil, a quienes no se puede contactar. Sí toman decisiones, pero han tomado por costumbre no dar cuenta de ellas. Disponen cómo se gasta el dinero público, pero sin explicar en qué y a favor de quién. No ha de ser fácil convencer a los inteligentes ciudadanos con sus hechos, una vez despejado el humo de la campaña.