Acabar con la impunidad

Si frente a la magnitud del atraco se permite la impunidad, el Ecuador hipoteca su porvenir’.

Durante la década del socialismo del siglo XXI se robaron, entre nacionales y extranjeros, decenas de miles de millones de dólares, dinero suficiente para intentar reconquistar el poder, pese a que la postración que se vive en Ecuador es producto de ese inmisericorde saqueo. Si se hubiese dado un manejo decente de esa enorme fuente de recursos económicos, si se los hubiese puesto al servicio de la educación, la salud y el desarrollo científico-tecnológico, incentivando procesos de innovación, habría sobrado dinero para atender las urgencias de los más pobres y también hubiese sido posible dotarlos de capital semilla, para que de acuerdo a su vocación y experticia, con apoyo de promotores de desarrollo social, lograsen superar su deficitaria condición socioeconómica y convertirse en agentes productivos, constituyendo el inicio de una nación de emprendedores.

Ahora no cabe llorar sobre la leche derramada pero es obligatorio impedir que la impunidad estimule la continuación del latrocinio. Caro estamos pagando la descomposición social existente, más todavía cuando nuestros jóvenes, buscando salida con desesperación, caen en las redes del consumo y el narcotráfico. Si no los rescatamos no hay futuro. Es deber de todos hacerlo.