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Mauricio Velandia: Un poder judicial enfermo

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Es un asunto serio para una sociedad escoger quiénes van a ser esas personas independientes que crearán la jurisprudencia...

Las leyes jurídicas nacen porque la ley de los dioses no siempre se cumple en vida de quien causa daño. Y por más que la palabra juez sea muy usada diariamente en Ecuador, muchas veces se desconoce acerca de la tarea que este desarrolla dentro de una sociedad democrática en virtud del cumplimiento de la ley. En ausencia de un juez todo se resolvería por la fuerza. Una sociedad sin jueces sería caótica y desordenada. Pero lo irónico sería llegar a una sociedad caótica y desordenada por la misma actividad de los jueces. Si un juez toma partido subjetivo en sus decisiones, la consecuencia principal es la pérdida de imparcialidad y la violación del principio de justicia, que implica que todas las personas serán tratadas por igual ante la ley.

Las decisiones judiciales sientan precedentes de comportamiento acerca de qué es válido para la sociedad o qué es lo rechazado. Los abogados llaman a esa decisión “jurisprudencia”. Esa jurisprudencia otorga base para el desarrollo de una sociedad. Por eso es un asunto serio para una sociedad escoger quiénes van a ser esas personas independientes que crearán la jurisprudencia, pues la consecuencia principal de que un juez se desvíe y tome un camino diferente a la imparcialidad es el directo daño a la sociedad en diferentes direcciones. El ejemplo para los jóvenes no puede ser que la jurisprudencia creada en decisiones judiciales proteja al delincuente.

El clientelismo judicial se refiere a una práctica histórica en la cual, en algunos casos, se establece una relación de intercambio de favores o beneficios entre políticos, delincuentes, algunos empresarios, jueces y magistrados. Es una manipulación o presión sobre los jueces a cambio de favores políticos, apoyo electoral u otros beneficios. Dicha práctica debilita la confianza pública en el sistema judicial y debe ser rechazada por la sociedad con toda contundencia. La selección para ser juez debe estar rodeada de filtros que ayuden en su elección como operadores en la construcción de una sociedad: (i) comprobación de méritos y conocimiento; (ii) transparencia y objetividad demostrada en la hoja de vida; (iii) voz de academias de abogados acerca del prestigio del candidato a juez; y (iv) abrir a consultas al público si tiene algo que decir sobre ese aspirante a juez. Es momento de darle esa tranquilidad a la sociedad, y también a jueces y magistrados, expresándoles que ellos van a gozar de independencia. Por estos días en EE. UU. es tema de conversación en mesas y medios de información la independencia actual de jueces y magistrados federales y estatales, ya que en la época del expresidente Trump su administración tuvo el cuidado programado de instalar en esos cargos a personas con tendencia de partido político republicano (conservadores) y no del demócrata (liberales). Vean que una cosa es el clientelismo político en la justicia y otra el clientelismo delincuencial en la justicia. No se sabe cuál es peor de los dos, dado que ambos son un veneno para la sociedad. La rama judicial no puede ser usada como metralleta para dispararle sin razón a quienes son oposición de un gobierno o parte de él. Tampoco ser usada por delincuentes para hacerle creer a la sociedad que el delito paga más que el trabajo honesto. Cuando el delito es más rentable que el trabajo, la sociedad lastimosamente se fractura.

El mejor regalo de fin de año para Ecuador es que el país haga ‘un metástasis’ en cada uno de los despachos judiciales donde exista esa enfermedad y venga un 2024 lleno de jurisprudencia seria, moderna e independiente.