Iñigo Balda | El uno
Si sacamos la palabra gobierno, tranquilamente podríamos pensar que es una entidad mafiosa
El número dos de un gobierno, y hombre de máxima confianza del presidente, se ve envuelto en un escándalo en el que ha enchufado a dos de sus amantes, una prostituta, otra ex miss de belleza en dos empresas públicas con sueldo alto, trabajo al que obviamente no se presentaron nunca.
Aparte es acusado de que durante la pandemia montó una fiesta en un hotel con prostitutas, drogas y descontrol, mientras el resto del país estaba encerrado.
A la persona que reemplaza a este como número dos de ese mismo gobierno y otro hombre de máxima confianza de ese mismo presidente, un año después, le encuentran audios en los que él mismo detalla cómo había tejido desde hace mucho tiempo una red de mordidas, primero en su plano regional y posteriormente a nivel nacional, mordidas con las que se financió su partido y se beneficiaba directamente él, el antiguo número dos y el chofer/hombre de máxima confianza de este último, que ahora también había pasado a una posición dentro del organigrama de ese gobierno.
Ese mismo gobierno decide poner exdiputados y exministros en posiciones de poder dentro del sistema judicial, desde donde han tomado posiciones sin sentido dentro del orden jurídico pero que defienden todas las tesis del gobierno, dejando al país en indefensión, y llegando a crear una corte suprema paralela, absolutamente tomada ideológicamente, y que debido a que el supremo tumba los planes de ese gobierno, pues este tribunal tumba las decisiones del supremo con el apoyo del Congreso, donde tienen mayoría.
La presidenta del Congreso, del mismo partido, perdió un anterior cargo en elecciones después de varios escándalos de corrupción dentro de su presidencia, así como por irse de fiesta varias veces durante la pandemia, cuando el ciudadano de a pie estaba encerrado y su presidencia multaba con fuertes sanciones a quienes salían a la calle.
Este mismo gobierno, que clama en favor de los derechos, mediante esa presidenta de congreso decide qué partidos de oposición pueden o no pueden presentar leyes a votación, hablar en los plenos y cuánto pueden hablar. Además de vetar de las ruedas de prensa a los medios de comunicación que le son incómodos al gobierno. El medio público es una máquina de propaganda, gastando miles de millones en programación a favor del gobierno, y para señalar quiénes están en contra del régimen en el poder.
La mujer del presidente, sin carrera superior, logra ser catedrática universitaria, consiguiendo que muchas empresas den dinero a la cátedra. Después nos enteraremos de que las empresas que dan dinero o estudiantes a la cátedra consiguen grandes favores por parte de este gobierno.
El hermano del presidente consigue un trabajo público, pero cuando es investigado judicialmente no puede explicar dónde es, ni qué hacía ni con quién trabajaba.
Si sacamos la palabra gobierno, tranquilamente podríamos pensar que es una entidad mafiosa; de una u otra manera es una organización criminal bien aceitada.
Leyendo esto podríamos pensar que es de África o América Latina, pero todo esto y más es el gobierno de España. El presidente, el número uno, dice no saber nada. O es el más corrupto de todos, o el más idiota del mundo. ‘Spoiler’: tonto no es.
