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Comentarios de la primera vuelta electoral

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Los resultados finales aún no oficiales de las elecciones del 7 de febrero nos permiten identificar una serie de posibles tendencias generales que, a nuestro criterio, van a determinar relativamente la coyuntura política del nuevo gobierno nacional, cualquiera que este fuere, y sabiendo que de manera inamovible está en primer lugar el candidato Arauz, del Centro Democrático en alianza firme con el caudillo del nacional populismo, Rafael Correa, y sus huestes. Estas directrices generales son: 1.- El nuevo gobierno nacional deberá gestionar el Estado en un escenario marcado por una recurrente recesión mundial, de muy largo plazo, engendrada por la crisis financiera de 2008; agudizada más ahora como consecuencia de la pandemia del coronavirus y cuya finalización se torna difícil debido a las complejidades y dificultades de distribución y aplicación de las vacunas anti COVID-19 de una forma masificada y equitativa -a la fecha alrededor de 130 países no la reciben aún-; y por los efectos catastróficos del cambio climático, con sus secuelas de destrucción y pérdidas económicas. Durante el cuatrienio próximo no habrá una etapa de auge, podría haber un proceso de paulatina recuperación si hay un estadista en Carondelet. 2.- La gobernabilidad democrática que garantice el desenvolvimiento adecuado del nuevo gobierno deberá también estar asegurada por la Asamblea Nacional. Hasta el momento ninguna de las fuerzas políticas tendrá la mayoría, de 70 votos. Para lograrlo deberán impulsar alianzas, acuerdos o mayorías móviles pero en un contexto inédito de cogobernabilidad, responsabilidad republicana y para asegurar la democracia y un desarrollo alternativo. 3.- Se deberá lograr un acuerdo nacional desde el Estado con las fuerzas políticas para revisar y cambiar la organización constitucional del Poder Electoral y el Código de la Democracia, sin prisas ni presiones interesadas, para evitar problemas como los actuales, que llenan de dudas, desconfianza e incertidumbre a la ciudadanía sobre los procesos electorales. Que permitan fortalecer el sistema de partidos políticos, nacionales y locales, ya que no hay una verdadera democracia sin partidos.