Hay hechos que se suscitaron antes de 2019 que permiten comprender lo que sucede en la actualidad en el país y cómo interaccionan los diferentes actores en este complejo y cambiante escenario de policrisis y desinstitucionalización del Estado. Desde 2016 se percibió y expresó nacionalmente una creciente crisis económica provocada por la caída de precios de los commodities, particularmente del petróleo, produciéndose la paralización de obras y agotamiento de la política social del nacional-populismo. Durante una década realizaron una serie de cambios superficiales, pero no cumplieron con los estructurales prometidos, como cambios en la matriz productiva y en la energética, lo cual es imputable a la megalomanía e incapacidad para gestionar un país en crisis del líder, y la corrupción existente. En este período debe citarse el caso del ministro del Interior, José Serrano, que fue condecorado por la DEA por los resultados antidrogas; entre 2010-2016 capturó 332 toneladas de cocaína y desarticuló 305 bandas. Los indicadores de violencia criminal eran bajos, pero comenzó un proceso de penetración de núcleos mafiosos en el Estado.

Los enfrentamientos entre el sucesor del líder, Lenín Moreno, con el vicepresidente, Jorge Glas, hombre de fidelidad canina con Correa, produjo la ruptura a nivel del partido gubernamental y en la AN, y la total derechización del régimen, que asumió la lógica de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Se alió con el conservador Guillermo Lasso y en una abyecta vinculación con el FMI. Durante este corrupto e incompetente régimen se acrecentó a nivel aritmético la violencia criminal del narcotráfico y el crecimiento de las economías subterráneas, como consecuencia de la pospandemia de la COVID-19. En 2018 las bandas se apoderaron de las cárceles por los ajustes fondomonetaristas que debilitaron la institucionalidad del Estado. En la administración del banquero neoliberal Lasso, la violencia creció a nivel geométrico, por más que aplicó 13 estados de excepción. Redujo al mínimo la inversión pública, como Moreno, priorizó el pago de la deuda externa y el desear convertirnos en un protectorado de EE. UU. Continuaremos.