Domingo siete

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En fin, el país sigue siendo el que es, entre los días festivos y los hechos trágicos’.

El fantasma travieso que ronda todo texto que se estima hizo de las suyas el Día de Difuntos, martes 2 de noviembre, y cambió el título por una cosa rara que ni poniéndome a realizar un esfuerzo esotérico me atrevo descifrar. En efecto, cambió día por pie y quedó Pie de difuntos. Tal cual.

Ahora, que es domingo siete, escribo con especial cuidado, temas neutros, tratando de no irritar al fantasma.

Empiezo por felicitar a Cuenca. Presta estuvo la capital azuaya a sumarse al acto libertario del Nueve de Octubre de 1820 y en efecto, antes de que transcurriera un mes, el 3 de Noviembre, la Atenas del Ecuador proclamó su independencia.

Después, con alas propias, pese a ser parte de la geografía del abandono, como Guaranda o Loja, un gran espíritu de trabajo, comandado por unas élites lúcidas, le dio a Cuenca banco propio, periódicos y canal de televisión, ídem, centros comerciales de marca azuaya.

A la universidad pública la hicieron de entre las mejores del país y la rodearon, para estimular la sana competencia, de buenas universidades privadas. Si hay, entre varias, una forma de definir a Cuenca, lo de ciudad universitaria le viene al pelo, siendo también una capital de las artes y de las artesanías: sus artistas plásticos están entre los mejor situados en el escalafón ecuatoriano, al igual que sus poetas y sus músicos y, obviamente, sus artesanos, orfebres y tejedores, ceramistas y hojalateros.

Por lo demás, todo bien en el Austro nacional.

Donde no ha llegado la calma todavía es a los recintos penitenciarios pero, sobre el tema, ya no es suficiente comentar. Hay que actuar a partir de un plan de acción que estimo ya está elaborado. Partir de la superación del hacinamiento me parece un buen comienzo.

En fin, el país sigue siendo el que es, entre los días festivos y los hechos trágicos. Con una clase política no preparada que da lo suyo y minorías que cultivan un patriotismo pequeñito, de aldea. Ojalá el duende no salga con su domingo siete.