El país del “nadie fue”

En el Ecuador las cosas nadie las hace, las cosas quedan’.
El 28 de enero anterior se produjo una nueva rotura del Oleoducto de Crudos Pesados que originó un derrame de petróleo en la provincia de Napo. Según comunicado oficial: “la empresa ha activado su protocolo de emergencia y de inmediato ha iniciado las acciones de contención orientadas a evitar daños ambientales”. La realidad: ¿quién asume la responsabilidad por la contaminación con petróleo de áreas y ríos amazónicos, entre ellos el río Coca? Nadie, obviamente. Simplemente “el oleoducto se rompió”.
Escena 1: el COE Nacional no autoriza que haya público en el partido de fútbol Ecuador-Brasil. Escena 2: el presidente Guillermo Lasso solicita al COE Nacional que dé marcha atrás en su decisión. Escena 3: el COE Nacional autoriza el partido con un aforo del 50 %. Escena 4: el Colegio de Médicos de Pichincha solicita al COE Nacional que mantenga la decisión de no permitir público en el partido argumentando que “los médicos estamos agotados, nos estamos enfermando, muchos han fallecido”. Escena 5: el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, indica que, luego de haber constatado el incumplimiento de medidas de bioseguridad en el estadio Rodrigo Paz “iniciará el proceso administrativo sancionador”. Escena 6: la Federación Ecuatoriana de Fútbol afirma que se respetaron los protocolos de bioseguridad y que se cumplió con el aforo establecido. Escena 7: la Ministra de Salud advierte que como consecuencia del partido podrá haber un rebrote de COVID-19. ¿Cómo se llama la obra? ¿Quién será responsable si hay un rebrote? Obviamente nadie. Simplemente subieron los casos o, mejor aún, la culpa es del público irresponsable.
En el Ecuador las cosas nadie las hace, las cosas quedan. Si en una construcción hay una pared torcida no es porque alguien hizo mal su trabajo, simplemente “quedó torcida” Si un sastre entrega un pantalón que está más alto de lo requerido no es porque no midió bien, es porque “quedó corto”. Este es el país donde nadie asume responsabilidad por sus acciones. Simplemente “las cosas quedan” o, si esto no funciona, siempre se le podrá echar la culpa a alguien más.