Nuestro “pueblo inmune” necesita más educación y conciencia sanitaria

“No hay mal que por bien no venga”. Nuestro pueblo, siempre he pensado que es inmune. Ninguna autoridad municipal ni sanitaria ha podido educar al respecto: vendedores de maduros, motes, pasteles, helados, cobran y despachan sin la mínima higiene y el pueblo consume. Nuestros billetes, monedas, son lo más sucio, por la gran circulación que tienen. Asimismo, la basura es sacada a deshora, en fundas no apropiadas; los chamberos las rompen porque el pueblo no recicla. Lo que sucede también en Urdesa Central. El sentir del buen guayaquileño es cuidar su entorno; no puedo ser insensible al malestar que siento de tener vecinos incultos. En varios centros comerciales, el que vende, cobra. Y algunos al atender al cliente, tampoco saben coger el vaso por la base, lo hacen por el filo. En donde venden comida deben tener un surtidor de desinfectante. En las mañanas pasan algunos con sus perros de gran tamaño, y en varias ocasiones hay que recogerles las heces de sus mascotas.

En estos momentos creen que la mascarilla es la salvación; no es solo eso, es saber estornudar de la forma correcta, y sobre todo la lavada de las manos, cada vez, que se va a ingerir cualquier alimento... Esperemos, que la preocupación de estos días dé los frutos deseados: más conciencia sanitaria, tanto del pueblo, como de autoridades.

Laura Gómez Serrano