Todo gato merece una casa pero no toda casa merece un gato
Concientizar la importancia de esterilizar mascotas ayudará a reducir sufrimiento en la calle
La discriminación es un acto deplorable y despreciable y más cuando se lo realiza a seres vulnerables que no se pueden defender, como las mascotas. Mientras hacía fila para ser atendida en una entidad financiera, conversé con una señora que estaba detrás de mí; ella se dormía parada. Al ver su estado le sugerí andar con algún familiar y me respondió que lo suyo no era enfermedad sino falta de sueño, por la gata del vecino que está en celo. Según ella llevaba tres días en esta postura de incomodidad, había dialogado con su propietario para que la guarde y realice su posterior esterilización, dado que hacerlo en este estado es riesgoso para la mascota y su respuesta tajante fue: “Para qué escucha los chillidos si la gata es mía; es aparecida, ella se metió en mi carro. La otra que tengo me la regalaron, es de raza y ya la ligué; siempre hay que marcar diferencias”. Desde que una mascota entra a formar parte de la familia, las diferencias en atención y cuidado y el suministro de comida no deben regirse por la raza ni origen del animal. Ser socialmente responsable es un valor que nunca pasará de moda, es un plus para formar la sociedad donde todos queremos vivir. Si no esterilizamos, auspiciamos la llegada de nacidos inocentes “abandonados en la calle”. Concientizar la importancia de esterilizar mascotas ayudará a reducir sufrimiento en la calle.
Ec. Marysol del Castillo