Entréguele a su familia

Una oración: “Dulce Madre, no te alejes; tu vista de mí no apartes; ven conmigo a todas partes, y solo nunca me dejes”. Está dirigida a la Virgen. Récela cuando pase por dificultades o quiera darle un piropo. Expresada oral o mentalmente, logra que nuestra Madre nos acompañe al instante, sin ninguna demora. No la veremos, pero sentiremos su presencia muy cerca de nosotros. Y si la olvida, simplemente dígale Madre: cinco letras. Y aunque sea diciéndole esa sola palabra, Ella estará con una sonrisa, o con rostro afligido, junto a usted, siendo su consuelo, su auxilio, la causa de su alegría. Tenga mucha fe en la Virgen María. Acuda a Ella. Entregue a su familia en sus brazos.

Mario Monteverde Rodríguez