Cartas de lectores: Un esfuerzo editorial que me erizó la piel

Los miles de lectores que tiene este Diario de la vida nacional deben haberse sentido muy a gusto leyendo el contenido de todos los ejemplares

Para fin de año, Diario EXPRESO volvió a realizar un esfuerzo supremo -a lo que nos tiene acostumbrados a los ecuatorianos- al habernos entregado un trabajo editorial que me hizo erizar la piel. Fue una edición maravillosa, muy parecida a la que ordenaba para esta fecha el Lic. Galo Martínez Merchán. Los miles de lectores que tiene este Diario de la vida nacional deben haberse sentido muy a gusto leyendo el contenido de todos los ejemplares que se pusieron en circulación nacional. Aquí estuvo presente una gran innovación en el formato, buscando con mucha ilusión que el público lector pueda llenar su corazón al tener en sus manos una obra bien acabada. Fueron 56 páginas acompañadas del suplemento Semana, edición número 1.548, donde aparecen también una variedad de artículos tocados por manos femeninas y dedicados exclusivamente para la mujer ecuatoriana moderna. Felicitaciones a su director, Dr. Galo Eduardo Martínez Leisker, porque, a no dudarlo, creo que aún quedan muchas venas por donde sigue corriendo ese deseo permanente de seguir superando barreras en el quehacer periodístico nacional. Quiero decirle también al público lector que a través de los tiempos los porteños hemos conocido a varias generaciones de dueños de periódicos, que han ido dejando construidas grandes obras de indiscutible calidad. Diario El Telégrafo, decano de la prensa nacional, donde muchos todavía podrán recodar apellidos como los Castillo y Castillo, los Pérez Castro en El Universo, los Ulloa en el vespertino La Prensa y los Martínez Merchán y Martínez Leisker, con EXPRESO y EXTRA. Hacer periodismo serio y honesto como el que mantienen en estos momentos los diarios EXPRESO y EXTRA, debe estar resultando bastante difícil, porque ahora el pueblo de Olmedo y Rocafuerte vive al compás de falsos partidos políticos y de leyes que solo quedan escritas en el papel, mientras las mafias buscan adueñarse de los bienes ajenos. Hemos llegado a un estado de postración nacional. Ahora en plena luz del día nadie sabe en qué momento un grupo armado hasta los dientes se toma n canal de televisión. Y no pasa nada. Crear más cárceles en el país o firmar un decreto de estado de guerra, sería como estar arando en el mar. El presidente Noboa debería aceptar la ayuda que le viene ofreciendo desde hace tiempo el gobierno de EE. UU., para ver si todos estos terroristas y traficantes de drogas pagan sus culpas en mejores centros de reclusión.

José Emilio Ruiz Ortiz