Cartas de lectores | Desastre de Función Judicial
Es imperativo restaurar la moral pública
En este país siempre hubo problemas con la justicia, pero no tan descarada e irresponsablemente, como ahora. Jueces y fiscales han destruido la confianza en la justicia, funcionarios abusan del cargo creando inseguridad jurídica, dibujando la oscura realidad nacional. El país no puede seguir hundiéndose por ambiciones personales de algunos jueces, lo cual se refleja en dos casos: Metástasis y Purga. La impunidad no puede ser moneda de cambio por favores políticos, ni en la Asamblea ni en el CPCCS (llamado ‘el basurero’ por tener varios presidentes, algunos destituidos), donde tienen de ‘cómplices’ a secretarios, abogados, políticos, entre otros. Esta institución fue creada por genios iluminados para nombrar jueces, fiscal, contralor, defensor del pueblo, superintendentes de bancos y compañías, tribunal electoral y vocales del Consejo de la Judicatura, para salvar al país. Su juramento es una farsa y desvergonzado sistema para que políticos controlen y decidan sin escrúpulo su metida de mano en las designaciones. Lo reciente fue el nombramiento de Dunia Martínez, que después no fue posesionada. Luego fue elegido presidente del Concejo de la Judicatura, Mario Godoy. Por otra parte, la designación para jueces nacionales sigue con 70 postulantes, de más de 120; de estos, 35 no pasaron por estar involucrados, presuntamente, en intereses de deshonestidad. Es necesario aplicar la ética, establecida, pero utópica. El 19 de diciembre de 2023 la Función Ejecutiva tuvo un nuevo código de ética expedido por Guillermo Lasso, pero el 23 de junio el presidente Noboa lo suprimió, sin ninguna justificación. Esa función prepara un nuevo código de ética que será aplicado en los delitos de delincuencia organizada, que está dentro del sistema y es el pan de cada día. Hay que aplicar la norma fuerte y que se implementen denuncias anónimas, pero no solo que apliquen directamente la sanción, sino que se hagan investigaciones claras y precisas. En otros países cuando un funcionario comete fallas se lo sanciona para siempre. Aquí solo son cambiados de lugar. Es imperativo restaurar la moral pública. No nombrar jueces sin ética, oportunistas ni farsantes.
Robespierre Rivas Ronquillo