Adultos mayores y jubilados, la vida es hoy

El proceso evolutivo de la vida es para que nos desarrollemos física y espiritualmente, por tanto, el envejecimiento al ser parte de ese proceso no es un estado solo degenerativo

Miles de millones de personas y aun naciones enteras cifran sus destinos en el incierto mañana. Si el tiempo es efímero, el mañana como parte de él también lo es. La promesa del mañana puede quedar en eso o no ser cumplida al caer en interrupciones provocadas por olvido o cualesquier circunstancia que no se relaciona con el hecho concreto del aviso de esperar el mañana. Suena nostálgico cuando una persona de larga existencia, y de manera frecuente los jubilados, se pronuncian o escriben que están en espera del momento final de su vida y ensordecen al escuchar estímulos de vida. Pasan apesadumbrados, calculando los pocos días, meses o años que suponen les queda por vivir. Otros en cambio, formulan deseos de vivir a plenitud hasta el ultimo hálito de vida. Reafirmémonos bajo el principio de que el ser humano o cualquier otro animal, desde el momento de su nacimiento comienza a envejecer y por ende a morir. El proceso evolutivo de la vida es para que nos desarrollemos física y espiritualmente, por tanto, el envejecimiento al ser parte de ese proceso no es un estado solo degenerativo, sino normal; un indetenible avance. La vida es una sola y bajo todas las circunstancias es muy bonita. Sin desentendernos del hoy, no dejar nada para el mañana, porque puede ser para nunca.

Este breve comentario proviene de aquel cartelito que pendía en todas las tiendas de barrio del siglo pasado: “Hoy no fío, mañana sí”. El mañana nunca llegaba.

César A. Jijón Sánchez