Ocio

La última carta de amor: una película de romance bien hecha

La cinta basada en el libro homónimo de Jojo Moyes está disponible en Netflix

La última carta de amor
Escena de La última carta de amor.Cortesía

“Larry tuvo que viajar a último momento. Parece que estamos abandonados hasta que regrese y usted, sin ropa de playa, qué vergüenza. ¿Le gustaría pasar esta tarde juntos? Conozco un lugar donde podría encontrar su próximo libro. Con cariño, Jen”.

Con esta carta Jennifer abre, sin querer, un apasionado romance con Anthony O’Hare (Callum Turner), amigo de su cónyuge. Enredados en su adulterio, se aman a escondidas. La llama arde sin esperanzas y él se lo escribe: “Son las cuatro de la mañana y no puedo dormir, es como El camino a la locura. Pero me imagino que está a tu lado (con) su libertad para tocarte, abrazarte, y haría de todo para que esa libertad fuera mía. Porque mientras no pueda tenerte… te conjuro aquí. Tu aroma, tu cabello, esa lenta sonrisa de lado cuando te divierte algo que dije. Querida Jen: nunca he deseado más el amanecer".

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Así toma cuerpo este drama romántico ofrecido por Netflix desde el 23 de julio. Dirigido por Augustine Frizzell, quien demuestra saber manejar la temática y el lenguaje del romanticismo cinematográfico hasta unir su producción a filmes como Algo para recordar (1957) o ese clásico del amor que fue El puente de Waterloo (1940). Con ello, La última carta de amor se convierte en la excepción dentro de un cine que olvidó totalmente el hecho más importante del ser humano: el amor.

Y no es que esta sea la mejor película del género, pero sí está dirigida con espléndida sencillez, sin excesos, sin escenas que puedan fastidiar a espíritus no tan libres, y esto se debe también a la pureza de actuación con que Shailene Woodley interpreta a Jennifer: ella es clara imagen de la mujer que traiciona sus principios debido al fuego que la quema, pero es una pasión retenida por los prejuicios que crea la situación que vive. Y cuando su rostro está en primeros planos y planos medios, deja que la cámara atrape sus emociones y ponga al desnudo el alma, el corazón del personaje.

Felicity Jones es la mujer de hoy: decidida, luchadora, terca pero llena de comprensión. Es ella la que escribe el capítulo de un amor juvenil diferente.

Callum Turner no desmerece, especialmente en la secuencia del tren que parte, y Joe Alwyn logra con acierto plasmar al marido ofendido, traicionado, aunque le faltan matices.

Aunque mantiene su calidez en todo momento, la unión del pasado con el presente no es de absoluta perfección. El final es sorpresivo, pero termina siendo muy convencional.

Nota al margen. Película basada en la novela homónima de Jojo Moyes, que vendió tres millones de ejemplares y fue traducida a 33 lenguas. Se filmó en Mallorca y el Reino Unido.

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EL ARGUMENTO

En la época actual, la ambiciosa periodista Ellie Haworth (Felicity Jones) encuentra accidentalmente una carta de amor redactada en 1965. Está dirigida a Jennifer Stirling (Shailene Woodley), sobre quien desea escribir un artículo.

Ayudada por el archivista Rory (Nabhaan Rizwan), encontrará muchas más. Jennifer estaba casada con el millonario Lawrence Stirling (Joe Alwyn) cuando conoció a O’Hare, periodista del London Chronicle. Las cartas hablan de incertidumbre, de amores prohibidos, de frenesí y sacrificios, pero... ¿cuál fue el final de estos amantes?