Los interiores de la pequeña sala del hotel que recibió a Roberto Canessa, su esposa Laura Surraco y el actor Agustín Pardella guardaba una atmósfera de íntima solemnidad. De a poco se veía llegar a los periodistas que, con un entusiasmo un tanto nervioso, aguardaron por la llegada de los invitados.

Exactamente a las 17:45, se escuchó el murmullo que anunciaba su arribo y, una vez instalados, los personajes compartieron en menos de 45 minutos los entretelones de la tragedia. 

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Entre reflexiones, risas y cuestionamientos se dio una conversación que invitó a sentirse parte de ‘la sociedad’.

“Al principio, no creíamos que nuestra historia fuera tan importante y a la gente le daba miedo incomodarnos. Con el paso del tiempo, hemos encontrado la importancia de compartir nuestro vivir y cómo ha impactado positivamente a quienes la escuchan”, contó Canessa para EXPRESIONES.

Agustín, el actor, dijo: “A veces no nos damos cuenta de lo maravilloso que es estar vivo. Poder oler una flor, ver un pájaro volar o sentir una caricia. Lo que es importante”, el mensaje que desea esparcir por el mundo. 

Los tres abrieron sus corazones para compartir cómo vivieron aquel período gélido de la historia. En esta edición, descubra lo que revelaron para el público ecuatoriano.

Lo que contaron

Todos los profesionales somos seres humanos. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos a nivel psicológico interpretando a Nando? 

Agustín: Comprendiendo que, al final del día de rodaje, regresaba a un entorno más cómodo, con calefacción y una cama. Eso mantuvo viva la llama. Elegí actuar como alguien que perdió a su familia, pero que conservaba la esperanza de reunirse con su padre. Me concentré en esa simplicidad. A partir de esos valores, uno puede construir castillos inmensos de sabiduría.

¿Cómo se trataba este tema en la mesa, con los hijos y la familia? 

Laura: El tema parecía haberse cerrado como un libro. Primero lo abres, miras las fotos y luego se guarda, sin hablar más de ello. No se tocaba el tema todo el tiempo, aunque los niños a veces se quejaban un poco, diciendo: ‘Otra vez papá con lo mismo’. 

Sin embargo, ahora que los niños son grandes y ya tienen alrededor de 40 años, se han dado cuenta de lo que realmente pasó. Ahora ven la historia de manera diferente.

La poesía, un elemento presente

Iniciada la conversación y con la intención de romper el hielo, Roberto Canessa sorprendió a los asistentes recitando el poema de Paul Verlaine 'Llora mi corazón', nada más y nada menos que en francés. 

Ante lo que este medio cuestionó acerca de lo que tenía de real la escena de los poemas en la película. Y esta fue la respuesta: “No pasó”, contaron entre risas y agregaron: “No había guion en esa escena, cada uno tenía la tarea personal de generar su propia poesía”, explicó Agustín.

En su lugar, Canessa contó cómo fue realmente aquella noche. “Nos habíamos metido al fuselaje temprano. Algunos rezaban el rosario y otros hacían una lista de los restaurantes a los que iban a ir a disfrutar los mejores platos", relató.

"En ese momento alguien dijo: ‘¿Se dan de cuenta de que estamos en lo más bajo del ser humano? Sin comida, sin agua’. Esa fue la noche en la que pensamos que siempre se puede estar un poquito peor. Y que hay cosas más terribles que no tener luz a ciertas horas del día”, dijo en referencia a los cortes de energía que vive el país y con intención de aliviar el malestar.

El contexto de 'La sociedad de la nieve'

El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya partió de Montevideo con destino a Chile, algo que nunca llegó a concretarse. 

Los pasajeros se vieron envueltos en un acontecimiento crudo e insólito que conmocionó al mundo: la aeronave se estrelló en la cordillera de los Andes. De las 45 personas que iban a bordo, entre ellos 19 miembros del equipo de rugby del colegio uruguayo Christian Bross, 29 fallecieron y 16 sobrevivieron.

Cincuenta y un años después, el director J.A. Bayona retomó la historia de los personajes de la trágica experiencia de los Andes para narrar, en la cinta La sociedad de la nieve, desde su propia perspectiva, la tercera versión de una historia de supervivencia en la gran pantalla.

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