La salida a la luz de la docuserie de Meghan y Harry en Netflix ha despertado el morbo y la curiosidad de mucha gente. Aliados y enemigos de la pareja se fijan en cada detalle que sirva para defender sus posiciones. Sin embargo, recién estrenada la primera parte, el público, periodistas y expertos en realeza cuestionan algunas afirmaciones.

Así, por ejemplo, en una entrevista concedida a la BBC tras el anuncio de su compromiso en 2017, la pareja contó que los presentó un amigo en común y que se trató de “una cita a ciegas”. En la serie, sin embargo, cuentan que Harry vio la foto de su ahora esposa en la cuenta de Instagram de una amiga en común, presumiblemente Violet von Westenholz, directora de RR. PP. de Ralph Lauren. Ella envió un correo a Meghan y le preguntó si le interesaría conocer al príncipe. Luego intercambiaron números telefónicos y conversaron antes de verse por primera vez en Londres.

Pero esto a más allá. Ella asegura -y él lo ratifica- que la Casa Real no les permitió contar su historia y que todo fue orquestado y ensayado previamente. Pero Mishal Husain, corresponsal de BBC y encargada de la entrevista, asegura: “Sabemos que los recuerdos pueden variar, pero mi recuerdo es que me pidieron hacer una entrevista”. Además, “tuvimos una conversación con Harry y Meghan y dos miembros de su equipo y hablamos sobre lo que se trataría en la entrevista (...) Después fuimos y colocamos nuestras cámaras y tras el posado ante la prensa grabamos la entrevista que duró 20 minutos”. El director general de la BBC, Lord Hall, ha emitido un comunicado defiendo el trabajo de Husain.

Pero quizás el punto más delicado es el cuestionamiento (indirecto) que hacen a la Commonwealth, el grupo de naciones con un pasado ligado al Reino Unido y que la fallecida soberana mantuvo cohesionado como legado de su reinado. 

En el documental, la locutora británica Agua Hirsch lo describe como “club privilegiado de naciones formalmente colonizadas”; en tanto que el escritor y activista Kehinde Andrews asegura que “no ha cambiado nada, simplemente tienen mejores relaciones públicas. Y si miras a los negros en la Commonwealth sus condiciones son casi tan malas como hace 500 o 100 años”.

Si bien cada quien tiene derecho a tener su opinión y a expresarla, lo curioso es que, mientras vivía la reina madre todo estaba bien, pero ahora Meghan y Harry arremetan contra lo que se considera una de sus grandes ‘herencias’. Y resulta todavía más incoherente si se recuerda que el velo de novia de Meghan llevaba bordadas las flores de los 53 países de la Commonwealth, además de que los Sussex fueron presidente y vicepresidenta de la Queen’s Commonwealth Trust, organización benéfica patrocinada por Ia reina Isabel que se centra en asuntos de igualdad y apoyo a jóvenes.

Sin duda, el documental, más allá de mostrar una verdad, parece estar confundiéndolo todo. Y todavía habrá mucha tela que cortar.